Aventura Valle Guanape – El Temor en Las Cuevas

Decir que irás a unas cuevas llamadas "Fauces del Diablo", es una cosa, pero estar dentro de ellas es una experiencia inimaginable.Todos tus miedo afloran y cada cosa que ves despierta un susto pero te atreves a continuar. Nosotros desconocíamos todo, desde donde el agua nos alcanzaría, hasta por donde saldría algún rayo de luz. Y, cuando ya nos sentíamos familiarizados con el ambiente el guía nos da un ejercicio de perseverancia.

“Muchachos, de ahora en adelante cada uno será el guía en su momento, hasta que consigan la salida”. Todos con la boca abierta, atemorizados, hasta el más experimentado tenía cara de susto. Sin embargo, de alguna manera todos asumimos el ejercicio con seriedad. Nos perdimos infinidades de veces, mientras la oscuridad nos tragaba de a poco, nos tranquilizaba que el guía seguía hablándonos desde algún lugar, mientras sorteábamos los caminos a elegir. Subimos en plena oscuridad, hasta donde parecía haber una salida, pero salimos por un tope de montaña, desde donde podíamos ver el campamento.

Cuando el desespero y frustración empezó a apoderarse de nosotros, alguien hizo referencia a la corriente del agua, no recuerdo que fue exactamente, pero luego de un par de análisis, todos estuvimos de acuerdo con avanzar por allí, fue como si el silencio y la oscuridad nos dieran paso al entendimiento y la fuerza grupal que necesitábamos, dando por fin con la salida. La emoción fue indescriptible, la expresión de orgullo del guía también. Gran lección nos dio ese ejercicio.

Sin embargo, eso no fue todo, al salir pensamos que descansaríamos, pero el guía tenía otros planes, nos dijo: “bueno, ya que saben lo capaces que pueden ser, vamos ahora a la otra cueva, la de la cascada”. Allí sabíamos que debíamos escalar y hasta usar cuerdas en algún momento. A pesar de que estábamos cansados, teníamos el entusiasmo vivo. Pero, el miedo volvía a ganar terreno debido al desconocimiento.

Esta cueva era más seca que la otra, con más luz y con mucha más escalada por hacer también, cada vez que los temores se hacían presente alguno recordaba como habíamos salido bien librados en la exploración previa, recordábamos que no estábamos solos, y miren que valió la pena, al ver aquella inmensidad de tierra y tocar el agua de la cascada fue como un abrazo celestial, un "bien hecho muchachos, lo logramos" se esparcía en nuestros rostros y emociones.

Con esa alegría de superación, descendimos hacia el campamento, ya era de noche, el cansancio y la satisfacción nos dio un sueño placentero hasta el otro día. Pero con la lección de vida marcada para siempre, a pesar de los temores, el enfrentarlos poco a poco es la mejor vía de superación y liberación interna.

Para leer mas sobre el viaje >>----> Aventrua Valle Guanape-La Subida
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