Cambio, es una palabra que ronda a mi alrededor desde ya hace unas semanas. Es reflejo de mi situación actual, donde lo único que no cambia es el cambio. En este sentido diariamente me encuentro en situaciones donde es necesario adaptarse y generar nuevas respuestas, pues los modos y formas anteriores ya no me funcionan o no resultan efectivas.

En gran medida el contexto donde me encuentro, Venezuela, es igual a hablar de crisis, de incertidumbre, de reacomodo y transformaciones constantes. No lo niego, llega un momento en que ante la crisis, lo que me provoca reaccionar desde las emociones y comportamientos más básicos: como gritar de angustia, ponerme a llorar como un niño en posición fetal; quedarme paralizado de miedo...

Lo reconozco, estoy en crisis, me siento abrumado por la cantidad de cambio y readaptaciones a las que debo hacer frente, además de la velocidad con que estas ocurren. Estoy buscando la luz al final del túnel y aún no percibo el más ligero destello de esta. No se si ya toque fondo o cuanto me falta aún para llegar a el. Pero, en medio de toda esta vorágine, se que estoy actuando de una manera diferente a como reaccionaba antes en situaciones similares.

Se que la luz al final del túnel la encontraré una vez que me sumerja en el caos. Que es entrando y viviendo en la crisis es la manera como obtendré el impulso, la energía para remontarme hacia la cumbre.

Se que es parte de mi proceso. Que este momento me está permitiendo revaluarme. Que puedo tomar un momento para respirar y llenar mi alma de tranquilidad. Que soy responsable de como reacciono ante lo que considero "crisis".

Entonces en este sentido, se bienvenida Crisis. Bienvenido a mi vida caos, estoy aquí para aprender con ustedes