Si alguna vez has venido por esta época a la ciudad de Medellín, de seguro te habrás cruzado con la explosión de color amarillo que emanan los guayacanes o araguaney como también son conocidos, extendiéndose desde México hasta Colombia y Venezuela los guayacanes embellecen por este tiempo las calles de diferentes ciudades de la región, es imposible no detenerse un momento a admirar su belleza y tomar una buena fotografía.

Este estallido de color amarillo también llama a diferentes especies como abejorros, abejas, avispas y colibríes a danzar entre sus flores, embriagándolos con su néctar.

Tal vez este color amarillo que inunda nuestras calles por esta temporada quiera hacernos recordar las riquezas naturales que nos rodean y que nosotros los hombres estamos acabando poco a poco, con este consumismo desmedido y la tala indiscriminada de los pulmones de nuestro planeta, solo en Colombia en el 2018 se perdieron 220.000 hectáreas de bosque una cifra la verdad alarmante. Entonces por qué no acudir al llamado de la naturaleza y frenar esta destrucción, tal vez la naturaleza nos quiera dar una segunda oportunidad ya que nosotros no somos imprescindibles para ella, pero ella para nosotros sí.