Los nazis desde la perspectiva de Jojo Rabbit

Hoy, por fin, logré ver Jojo Rabbit. La última película de Taika Waititi, que tiene nominaciones al Oscar a mejor actriz de reparto y mejor película. Y tiene con que, ya que Scarlett Johansson se luce como la madre viuda de un niño nazi, y la película tiene todo para estar nominada (porque por más que me haya gustado, no creo que gane) a mejor película, con una historia entrañable que puede llevarte de reír hasta llorar en algunos puntos.
La película tiene de protagonista a Jojo, un niño de 10 que en la Alemania nazi quiere ser un gran Nazi para estar lado a lado con Hitler, quien es su mejor amigo imaginario (interpretado por Waititi) para librarse del bullying que lleva de los otros niños. Tras pasar tiempo en su casa, Jojo descubre que hay una chica judía viviendo en su casa, oculta por su madre, que al parecer es una desertora. Con esto, Jojo crea una amistad con la muchacha para así sacarle información sobre los judíos, escribir un libro y volverse famoso después de publicarlo.

Ahora que conocemos la historia, es comprensible porque algunos comparan la película con “el niño de la pijama de rayas”, siendo en su mayor parte, una comedia. Y es una comedia inocente, que para algunos sufre demasiado de inocencia, pero para otros, como yo, nos muestra a la Alemania Nazi cómo nunca se había mostrado en el cine, mucho menos en el cine de estados unidos: nos muestra una Alemania Nazi desde la perspectiva de un niño enamorado de la idea Nazi, haciendo que esta se nos muestre de forma divertida y de color pastel. La película derrama inocencia, con Nazis siendo tontos, graciosos y buenas personas. Pero cuando la película se quiere poner seria, llega a ser una película que podría sacarle las lágrimas al más duro, con alguna escena no muy fuerte, hasta que te das cuenta de todo el contexto que se lleva a cabo.

Si saben de Taika, saben que es más caracterizado por hacer humor que por hacer drama, y a esta película no le falta humor, pasando de diálogos de comedia negra que cuestan entender a la primera, a chistes tan estúpidos cómo confundir a los “pastores alemanes” con verdaderos pastores alemanes. El humor de esta película tiene varias capas, pero yo la vi caracterizada por sobre todo, por la sátira. Una sátira dónde vas a ver a niños cargando cañones o a Hitler saltando por la ventana tras despedirse. Escenarios absurdos como nazis vestidos con plumas en medio de una guerra, dónde se nota que los actores, más que actuando se están divirtiendo; dónde se nota que la película, a diferencia de la mayoría de las películas que trata temas bélicos, está hecha con todo corazón para ser una película hermosa y llena de felicidad hasta su último momento.

Y no, para mí no es lo mejor del año ni lo mejor que tienes para ver entre los nominados a Oscars, pero si es una película que vale la pena y tiene su puesto entre los nominados muy bien ganado. Leí por ahí que alguien dijo sobre la película “no es del tipo de películas que me gustan ver, pero si es el tipo de películas que me gusta saber que se hacen”, y esto es porque, se atreve a quitarse todos los tabús de encima y crea a un Hitler carismático, nos muestra una guerra como si esta fuese una fantasía, poco a poco nos va destruyendo el racismo de los personajes de forma orgánica y bien planteada. La película SI peca de ser muy inocente a veces, pero cuando deja de serlo, nos da un choque de contraste que no te esperas, casi gritándonos a la cara “así era la guerra, aquí no hay buenos bandos, aquí hay buenas personas”, y eso fue lo que más me encariñó a la película, la capacidad de ser imparcial y mostrarnos de forma muy sutil muchas cosas, como la amistad, el amor de una madre, la capacidad de ser buena persona, de mejorar y de querer el bien ajeno.

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