Reflexiones de Montaña. Capítulo 3: El peligro de la soberbia y el no saber escuchar.

Recuerdo que hace tiempo, en esa época en que nos creemos que somos inmortales, fui a hacer un paseo solo a una zona bastante boscosa de la montaña, donde solo hay caminos de tierra muy estrechos. Habia un pronóstico de muy mal tiempo, en el que se esperaban tormentas eléctricas y lluvias fuertes, pero estaba tan decidido a ir que no iba a permitir que el mal tiempo me arruinara el paseo.

Tenia todo friamente calculado, que ruta usaría, hasta donde llegaria y hasta la duración del paseo. Si todo se daba como lo tenía planeado, a eso de las 4 de la tarde ya estaría de regreso en casa. Pero ignore por completo el pronóstico del tiempo, total siempre se equivocan y nunca aciertan nada.

Comencé mi ascenso hasta la primera etapa, todo marchaba según lo planeado. Hacia un tiempo nublado con olor a humedad, propio de las lluvias próximas, pero dada a la altitud en la que me encontraba, tenía estimado que solo me encontraría con una lluvia dispersa, llevaba mi impermeable y unas buenas botas para tener agarre en tierra, así que eso no debía alterar mis planes.

Sin embargo, el destino a veces nos deja lecciones de humildad que debemos aprender. Ese día el pronóstico del tiempo fue acertado, cayeron una de las lluvias torrenciales más fuertes que había presenciado hasta entonces, pero aun asi continue subiendo, en una muestra de soberbia en contra de la naturaleza.

Mientras continuaba el ascenso, escuche uno de los ruidos más aterradores que había oído en mi vida, el sonido de un deslave desplazándose por el sendero cuesta abajo, llevándose todo lo que conseguía a su paso, ramas, piedras, animales y al único senderista pendejo que caminaba por esos lados. Crei que la muerte había tocado mi puerta.

Cuando dicen que pasa una película de tu vida frente a tus ojos cuando la muerte se aproxima, es cierto, toda mi vida pasó frente a mi en diez segundos, pensé en las personas que quisiera volver a ver de nuevo en ese instante. Pero el destino quiso que sobreviviera y mi cuerpo se enredó con unos árboles, impidieron que siguiera cayendo, hasta el destino final que era barranco abajo.

No se cuanto tiempo pasó desde que me enrede hasta que la corriente del agua perdió su fuerza, debieron ser horas, pues ya estaba oscureciendo. Traumado, pero consciente, comencé a caminar por el irreconocible sendero en reversa, esperando volver a la primera etapa y regresar a casa. Me tomo algo de tiempo pero encontre el camino. En la estacion de guardaparques se encontraban los grupos de rescate, quienes me atendieron y me trasladaron al hospital.

¿Cuantas veces no hemos realizado cosas en la vida y hemos salido con "las tablas en la cabeza" por no tomar previsiones, arriesgarlo todo innecesariamente y no escuchar consejos? Hacemos planes basados en nuestras propias expectativas y no las adaptamos a lo que es "el mundo real", solo por creer que nada puede salir mal.

A veces creemos que sabemos de todo y no necesitamos consejos de nadie, pero si algo nos demuestra la vida constantemente es que siempre hay algo que aprender. Lamentablemente nuestro conocimiento es limitado, al igual que nuestra experiencia, eso hace que a veces la previsiones que tomemos a veces no cubren las expectativas de lo que deseamos hacer.

Esta historia lo que demuestra es que debemos ser humildes en todo momento, admitir que no tenemos todas las respuestas y pensar que aunque en el pasado otros se hayan equivocado, puede que hoy te hablen con la razón y les descartes por errores del pasado, así solo sea con el pronóstico del tiempo. Hay que saber escuchar.