Mi Anécdota - Mi Aprendizaje (@adc2017)
Una vez fui invitado a dar una charla en un estado fuera de dónde yo vivo, invitación que recibí con mucho gozo y expectativa. Llegué al lugar y realmente todo fluyó de manera hermosa, fue un tiempo de mucha bendición, pero aquí fue donde la anécdota me dejó un gran aprendizaje. Lo he titulado “Nadie sabe para dónde va hasta que llega”.
Mi participación finalizó pasado el mediodía y, como suele ser costumbre en estos casos, me disponía a que me indicaran donde almorzaríamos. Por el contrario, me trajeron una tacita con frutas y un vaso de jugo; me pareció raro, pero supuse que era solo mientras esperábamos el almuerzo.
Había quedado realmente exhausto (y hambriento) después del trabajo hecho, cuando me percato que están, literalmente, cerrando las instalaciones donde se llevó a cabo el evento. Miré sorprendido a la persona que me acompañaba y, pues, no nos quedó de otra que tomar el carro donde veníamos y emprender el camino de vuelta a casa.
Yo no dije nada, pero iba pensando que era una absoluta descortesía traer un invitado y ni siquiera ofrecerle el almuerzo; me parecía surrealista. El hambre se estaba tornado en ira mientras seguía pensando en semejante mala educación cuando observo que mi compañero, el cual iba manejando, toma una vía distinta a la carretera que nos llevaría a casa.
Como iba distraído con el celular, intentando alejar mis pensamientos negativos (y obvio, el hambre también), no le presté mucha atención al asunto. Mi amigo siguió manejando y se detuvo frente a una casa muy bonita, me indicó que nos bajáramos un momento y entráramos por el portón en vez de la puerta, lo cual efectivamente hice.
Cuando abrieron el portón lo primero que vi fue una mesa inmensamente larga, cómo de esas que salen en los banquetes en las películas de castillos y esas cosas. La mesa tenía pescado frito cómo para alimentar a un ejército, ensalada sin medida, tostón por montones y jarras de jugo de naranja por doquier. Ahora me sentí un poco avergonzado por haber estado murmurando en mi corazón.
Afortunadamente nunca dije nada a mi compañero, así que, avergonzado y todo, seguía hambriento, por lo que me senté calladito con cara de “estaba seguro que tenían preparado un almuerzo cómo este” y me puse a comer. Pero había alguien que sabía mi secreto, el Dios del cielo que lee los pensamientos y las intenciones del corazón.
Yo sabía que Él sabía y, por supuesto, Él sabía que yo sabía que Él sabía. Mientras degustaba mi tercer pescado frito (o el cuarto, perdí la cuenta 😂😅😭) una dulce voz, Su voz, subió a mi corazón diciéndome “nadie sabe para dónde va hasta que llega”. Me reí muchísimo y me llevé un gran aprendizaje aquella tarde. ¡Gracias por leer mi entrada! Invito a participar en este concurso a @marianavila, a @juan2017 y a @yariadnis
Eso fue una buena lección, casi un regaño de esos que nos da el creador con ese sutil lenguaje al que nos tiene acostumbrados. Excelente enseñanza y locura de experiencia.
¡Literalmente, amigo @marvinvelasquez! Al Todopoderoso le agradezco muchísimo, además, que no tuve que pasar una vergüenza en público, sino que murmuré en mí corazón sin decirle nada ni siquiera al amigo que me acompañaba 🤣🤣🤣... Son experiencias que te quedan grabadas a fuego para toda la vida. ¡Saludos y muchas bendiciones para ti y los tuyos! Gracias por pasar a leer mi entrada.
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Si bueno uno después de hacer algo importante tiene que comer para recomponer energías y seguir con el día saludos.
Hola amigo. Dios te bendiga, me llamo mucho la atención tu publicación por el título de ella, y bueno quedó sorprendida ante tu relato porque muchísimas veces a todos nos suele pasar este tipo de cosas, solo murmuramos sin conocer lo que nos depara el destino y que casi siempre lo mejor está por venir, mientras leía me gozaba y reí un poco porque el estomago es tremendo yo cuando tengo hambre tambien me pongo de mal humor, pero gracias a Dios al final de todo habia algo preparado y lo mas importante fue que Dios te enseño y de la mejor manera. Saludos y bendiciones para ti amigo mío.
¡SI, exactamente, amiga @marianri! Afortunadamente no fui avergonzado por ponerme a murmurar, ni nada, sino que todo lo decía yo en mis pensamientos....pero Dios puede verificar esos pensamientos. ¡Tremenda lección me llevé ese día! Gracias por tu comentario.
Hola @adc2017, menos mal te guardaste la ira, que bueno después de ese mal momento de hambre comiste bastante.
🤣🤣🤣🤣....si,así fue. Estaba lloviendo pero por dentro, calladito. Menos mal porque sino la vergüenza hubiese sido de dimensiones mayúsculas 😁