Hoy, que en algunas partes del mundo celebran el día del padre, permíteme a través de esta carta expresarte mis palabras de amor de padre. Quizás te pueda parecer extraño recibir una carta de Dios, pero siento la necesidad de compartirte mis pensamientos y emociones más profundas.

Hijo, hija, te amo tal y como un padre ama a sus hijos. Y aunque a veces, tus comportamientos puedan llevarme al borde de la ira, también eres capaz de conmoverme hasta las lágrimas. Veo que como hermanos se hieren unos a otros, y que muchos olvidan del valor de la vida misma y algunos se pierden por caminos oscuros.

Pero, sin embargo, en medio de todo esto, Siempre estaré aquí, con los brazos abiertos, esperando abrazarlos; no puedo evitar sentir compasión y ternura por cada uno. Mi deseo siempre ha sido me permitan ser un verdadero padre para ustedes, guiarlos, protegerlos y amarlos incondicionalmente.

Sé que la vida puede llegar a ser difícil y llena de desafíos, hijos créanme que mi corazón se duele con cada lágrima que derraman y se llena de alegría con cada sonrisa que ilumina su rostro. Siempre estoy presente, incluso en sus momentos más oscuros y solitarios estoy dispuesto a extender mi mano y levantarte.

Quiero que recuerdes que eres mi hijo, mi hija. Cada uno de ustedes es único, valioso y digno de amor. Y yo los acepto tal y como son. Mi amor es incondicional y eterno para cada uno de ustedes. Deseo que encuentren paz, alegría y propósito en sus vidas.

Esta carta es mi forma de recordarles que nunca están solos, que siempre estoy cerca, esperando que me permitan ser su guía y su refugio. Hijo, hija siempre te amaré, con un amor más profundo del que puedes imaginar.