La quema de criptomonedas, en este caso de Steem, tiene alcances, los cuales vimos en la publicación anterior, pero también tiene limitaciones. Precisamente eso es lo que me gustaría abordar hoy para finalizar este importante tema para preservar la salud financiera dentro del ecosistema de Steemit.

Lo primero es que, para que la quema de tokens produzca el efecto deseado dentro de un ecosistema, un evento deflacionario, es absolutamente necesario que dichos tokens sean realmente destruidos. Como lo decía la semana pasada, dentro de Steemit contamos con la cuenta @null, en dónde si enviamos un 25% de nuestras ganancias por publicación, estas serán completamente destruidas.

Además, contaremos con un voto de apoyo por parte de la cuenta; solo asegúrate de colocar en tu publicación la etiqueta #burnsteem25. Otra "limitación" es que esta quema puede verse desde fuera cómo un intento por manipular el precio; los inversionistas podrían entender que se está inflando "artificialmente" el precio del activo generando descrédito dentro del proyecto.

Esto puede provocar sanciones legales o una supervisión mucho más exhaustiva de las autoridades competentes para chequear que, en efecto, la quema no es un intento de "subir" inorgánicamente el precio sino un mecanismo saludable para proteger el token.

Así mismo, toda quema de tokens debe hacerse bajo una estricta planificación para que el libre juego de la oferta y la demanda no se vea afectado; en palabras coloquiales "ni tan calvo, ni con dos pelucas". Un uso excesivo de este mecanismo deflacionario puede desequilibrar el mercado, afectando directamente el uso del token (Steem, en este caso).

Por último, pero no por ello menos importante, está el hecho de que las quemas son irreversibles; una vez quemados los tokens, desaparecen para siempre. Esto puede ser también una espada de Damocles porque si las necesidades de tu proyecto cambian, o surge algún evento imposible de anticipar, las consecuencias podrían ser de dimensiones apocalípticas.

Concretamente dentro de Steemit, ¿Qué hacemos, entonces? Sin ser un experto dentro del mundo de la blockchain, el sentido común me sugiere dos cosas. Primero, una quema obligatoria anual de un porcentaje pequeño para cada usuario dentro de la plataforma (que para 2016 contaba con más de un millón de usuarios) sobre las ganancias obtenidas ese año. Algo así como un "Impuesto Sobre la Renta"; el no cumplimiento de este punto, implica la desactivación automática de la cuenta.

Y lo segundo es que, al registrarse un nuevo usuario, acepte los términos y condiciones de dicha quema, instándole a leer el documento acerca de la necesidad de la quema anual de un porcentaje de sus ganancias. La oferta circulante actual de Steem ronda los 462 millones de tokens, si cada quien pone su granito de arena, seguro lograremos una moneda fuerte, deseable para los inversores y capaz de mantener a Steemit vivo.