Había una vez una pequeña ciudad llamada Cactusville, que estaba rodeada por un denso bosque. La gente de esta ciudad solía contar historias escalofriantes sobre un espíritu maligno que vagaba por estos bosques. Nadie se había aventurado más allá de los límites de la ciudad para ver si esto era cierto, hasta que un día un hombre llamado Tom decidió explorar los bosques.

Tom era un aventurero, y no le importaba la historia de los fantasmas que la gente contaba. Decidió caminar por el bosque para descubrir qué se escondía allí. Comenzó a caminar por el bosque, disfrutando del aire fresco que soplaba en su rostro. No pasó mucho tiempo antes de que el sol se pusiera y la luz desapareciera.

A pesar de haberse perdido, Tom seguía caminando, hasta que descubrió algo sorprendente: había una pequeña cabaña en medio del bosque. Se acercó sigilosamente y escuchó un murmullo que parecía provenir del interior de la cabaña. Con mucho cuidado, miró por la ventana y vio a una anciana sentada en una silla junto a una chimenea. La anciana hablaba sola, pero Tom escuchó que decía algo sobre un tesoro y un pacto con un demonio.

Intrigado, Tom decidió entrar a la cabaña, pero la puerta estaba cerrada con llave. Buscó en sus bolsillos y encontró unas herramientas, con las que logró forzar la cerradura. Entró y la anciana se asustó al verlo, pero después de tranquilizarse, le explicó que había hecho un pacto con un demonio para conseguir riquezas, pero que había salido mal. Tom no estaba seguro de haber entendido todo, pero estaba claro que algo extraño ocurría allí.

De improviso, la anciana le dice que el demonio vendría esa noche a cobrar su pacto y que estaría frente a la cabaña. Tom sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral al escuchar esto, pero decidió quedarse para ver qué sucedía.

La noche llegó y Tom se sentó junto a la ventana, esperando. Pasó mucho tiempo y, finalmente, la anciana se durmió. Tom se sintió exhausto y también se durmió por un momento. Al despertar, se dio cuenta de que había pasado algo extraño: la anciana había desaparecido y la puerta de entrada a la cabaña estaba cerrada. Tom se asustó al principio, pero después se sintió aliviado al darse cuenta de que la anciana lo había dejado escapar.

Sin embargo, cuando Tom salió de la cabaña, algo todavía estaba mal. El bosque estaba rodeado por una niebla densa y espesa, lo que le dificultaba encontrar el camino de regreso. Comenzó a caminar sin rumbo fijo, pero no logró encontrar la salida del bosque. Finalmente, después de caminar durante varias horas, llegó a una pequeña cabaña que parecía abandonada. Entró para descansar por un momento, pero cuando intentó salir, se dio cuenta de que estaba atrapado.

Desesperado, Tom comenzó a gritar por ayuda, pero nadie respondió. Fue entonces cuando sintió una mano fría y helada tocar su hombro. Se volvió rápidamente y vio una figura oscura que parecía flotar en el aire. Era el demonio, que había venido a cobrar el pacto de la anciana. Tom gritó de terror mientras la figura oscura lo arrastraba hacia el bosque, desapareciendo en medio de la oscuridad.

Desde entonces, nadie volvió a ver a Tom, pero algunos aseguran que pueden escuchar sus gritos todavía en la noche, atrapado en el bosque eternamente, persiguiendo la libertad que le fue arrebatada.