Domingo 8:30 am desperté tarde y de nuevo me sentí sin preocupaciones, ni remordimientos, merezco descansar y de esa idea nadie me saca. He pasado a creer que este año hemos tenido un largo descanso porque no he salido a la calle a trabajar pero no, no es así, caí en cuenta que estoy equivocada. Es mucho lo que hago en casa y eso también debe ser valorado.

Inicio con esta idea porque justo a esa hora, con mi mala costumbre a rastra, encendí mi teléfono para de inmediato recibí un mensaje donde mi prima me solicitaba con “urgencia”, al ver que no le respondía me llamó “floja”.

Aunque sé que no lo hizo de mala intención he decidido obviar este tipo de comentarios. Realmente no me importa si creen que soy floja o no, trabajo a diario en mi casa ya lo dije y esas actividades merecen ser reconocidas. Yo, en este momento, le estoy dando su justo lugar.

Luego de ayudar a mi prima en su solicitud permanecí en mi cama leyendo mensajes, ”chismeando" los estados del Whatsaap como dicen muchos je,je,je.

Leí y saludé a los amigos y amigas de los diferentes grupos y me enganché con los compañeros con quienes estudié durante mi adolescencia. Todos vivimos y disfrutamos la época de los 80, una edad de oro, brillante... las conversaciones a través de ese chat me encantan, me deleito entre anécdotas y buena música del género salsa, soy buena bailadora y cuando este ritmo llega a mis oídos, la sangre se me alborota.

Eran las 9:00 de la mañana y ni siquiera me había levantado para comer. Seguía enganchada con los buenos amigos. Reí hasta más no poder. Siento que en este grupo la solidaridad se manifiesta claramente, posiblemente por esto me identifico tanto con ellos.

¡Ya basta! Ahora sí, a levantarme de la cama porque el tiempo es oro.

Ya mi esposo se había levantado más temprano, cuando salí del cuarto revisé toda la casa y resulta que no había nadie, todo el mundo salió y yo entretenida ni cuenta me di. Fui al baño, me aseé y me dispuse para hacer el desayuno, también para arreglar mi cuarto, limpiar, recoger la basura, regar las plantas, darle comida al perrito y... ¡Dios mio cuantas cosas por hacer!

Agarré mis implemento y comencé con carreras de un lado a otro. En ese ir y venir en soledad, sin ruidos, ni gente en casa, mi mente se aceleró más de la cuenta, pasaron miles de cosas por mi cabeza y desde entonces comencé con una sola peleadera. Discutí con mi hijo, también con mi hija, peleaba con el desorden, con la cocina, con la basura regada por el perro, con la escoba, el haragán, el coleto... peleaba por el dinero, por la comida que había y también por la que no había... hasta que dije ¡Alto! ¿Piensas volverme loca o qué?

Ni yo misma me soportaba en ese momento, tanto fue mi alboroto que terminé estresada con un fuerte dolor en los hombros y espalda. Buena manera de comenzar el día, que horrible. Calmé mi mente y terminé de hacer todo lo más rápido que pude, les juro que terminé cansada.

ya eran las once y media cuando decidí volver a la cama para calmar el dolor. Tomé el teléfono y busqué los nuevos mensajes. Mi equipo lucero de la mañana, @lucerovenezuela era prioridad, seguimos en continua comunicación y estamos coordinado los primeros trabajos grupales. Luego de allí pasé al grupo del liceo. Llegué cuando un compañero colocaba una frase que decía lo siguiente:

Sabes que todo lo mejor vendrá con los cambios pero tienes miedo al cerrar la puerta porque ya habías aprendido a manejar las antiguas desgracias, suele pasar, no es nada extraño, un héroe sin miedo es un héroe muerto. Héroes, Ray Loriga

¡Increíble! Era para mí esa frase. Me quedé pensando, es muy cierta la afirmación de Loriga, a veces recuerdo mis miedos y busco la manera de echarlos a un lado.

Creo que he aprendido a maneja mis temores pero cuando más temprano me vi sumergida en el abismo sentí cosas que impedían movilizarme.

Finalmente, decidí levantarme de la cama, era casi la una, mi gente aún no llegaba así que me dispuse con más calma para adelantar el almuerzo, seguro llegarían hambre . Hice pollo con yuca y ensalada; para tomar, agua de piña. A eso de las dos llegaron todos, esperé para almorzar juntos y luego disponerme a hacer otras cositas como por ejemplo acomodar el closet, en eso se me fue el resto de la tarde porque lo limpié a profundidad y me paraba por ratos para seguir viendo mi teléfono.

A las siete de la noche llegó mi hijo con un perro caliente y me lo comí con muchas ganas ja,ja,ja. Ya entendí que estaba ansiosa.

_{En Venezuela es común desear la tarde del domingo, un sabroso perro caliente con mucha salsa.Foto de mi propiedad tomada desde mi teléfono Samsung J7 Pro}

Mi día domingo a pesar de la intensa mañana fue efectivo, realicé labores del hogar, preparé mi comida favorita, compartí la mesa con la familia y llegada la noche me senté a ver una película mientras llegaba la hora de dormir.

¿Qué aprendí?

Que del apuro y de los malos pensamientos, solo queda el agotamiento y el cansancio.

Gracias por leer, comentar y votar

¡Esta soy yo y formo parte de un maravilloso equipo llamado @lucerovenezuela!