La Aventura de Vicente / Vicente's Adventure
Un saludo a todos, el siguiente relato fue inspirado por el arte digital de @xpilar, los invito a que visiten su blog. La imagen que motivó este relato es la siguiente.
Greetings to everyone, the following story was inspired by the digital art of @xpilar, I invite you to visit his blog. The picture that motivated this story is the following.
Fuente/Source
Español
La Aventura de Vicente
“La mar”, como la llamaban en su pueblo, estaba encrespada, fuertes olas sacudían el pequeño peñero de Vicente, haciéndolo arrepentirse de su decisión. Esa mañana había decidido hacer lo que, en sus más de treinta años como pescador, no había hecho, aventurarse a la mar el solo; su hijo, quien lo acompañaba durante las vacaciones, ya había empezado sus clases en la secundaria del pueblo y su compadre Rubén, su compañero de jornada, estaba enfermo.
No le faltaba experiencia como para hacerlo, pero si algo había aprendido de su padre, era a no sentirse nunca demasiado cómodo en el mar, por más tranquila que pareciera y más claro que estuviera el cielo, todo podía cambiar repentinamente y eso era lo que acababa de pasar. A la una de la madrugada, cuando había empujado su peñero sobre la arena hasta el agua, apenas si había olas y soplaba una leve y refrescante brisa, que contrastaba con el calor que hacía dentro de su precaria casa. ¿Qué podía pasar?, pensó, en estas fechas casi nunca llovía y el cielo estaba completamente despejado y en calma.
Más aventurero que de costumbre, subió los carretes, la carnada, el desayuno que le había hecho su esposa, un recipiente con agua y se internó en el mar, no se alejaría mucho de la costa, así en caso de cualquier emergencia, sus vecinos podrían verlo desde la playa. No podía darse el lujo de no salir y perderse la pesca del día, cada vez le resultaba menos rentable salir, por el precio del combustible y lo difícil que le era conseguirlo.
Después de las seis de la mañana, cuando llevaba, sin mayor éxito, varias horas lanzando sus sedales, una cálida e intensa brisa empezó a soplar desde la isla y la corriente cambió, siendo arrastrado por un intenso oleaje, que en poco tiempo lo alejo de la playa. Al mismo tiempo el cielo, que ya había aclarado, con la salida del Sol, empezó a oscurecerse repentinamente, con densos nubarrones de un profundo color gris plomo, que ocultaron el amanecer y parecieron transformarlo, nuevamente, en una lúgubre noche.
Asustado por el repentino cambio en la mar, rápidamente, empezó a recoger el palangre, que para su fortuna, no se había roto; tal como había sido durante toda la madrugada, todos los anzuelos seguían con la carnada intacta, ningún pez se había acercado siquiera a mordisquearla, lo mismo paso con los otros sedales que también recogió a toda prisa. El violento vaiven del pequeño peñero, le hizo reconsiderar cuan buena había sido su decisión de irse sólo, prefiriendo recoger todo y regresar a toda prisa a la playa.
Fue entonces cuando la negrura del cielo pareció romperse por un momento, como para abrir paso a un enorme objeto parecido a una gran ostra, que rodeado de un resplandor verde brillante, cayó a toda prisa, quedando suspendido a pocos metros sobre la cabeza de Vicente.
Aterrorizado, el hombre soltó el sedal que estaba recogiendo y sin importar los otros dos que le quedaban por sacar del agua, empezó a tirar de la cuerda para tratar de encender el motor para alejarse de aquella cosa, pero como de costumbre, su, ya viejo Suzuki, no quiso responder de inmediato.
Antes de que pudiera hacer algo, Vicente sintió que el peñero se quedó muy quieto, casi como si no tocara el mar, soltó la cuerda del motor y se inclinó hacia adelante ocultando su rostro entre las rodillas y poniendo sus manos sobre su nuca, cerró sus ojos y esperó con los dientes apretados, deseando que todo pasase y que cuando levantara la cabeza, todo hubiera acabado.
Cuando Vicente levantó la cabeza, en lugar de estar en medio de la mar, como había esperado, se encontró viéndose reflejado en un par de ojos muy redondos y sin esclerótica, con una gran pupila de color amarilla y tres negros iris, que formaban un perfecto triángulo equilátero, en el centro de cada uno.
El hombre dio un grito y saltó hacia atrás cayendo de espaldas en el suelo. Ya no estaba en su peñero, ni siquiera estaba en la mar, sobre su cabeza había un elevado y plateado techo, que parecía reflejar una luz cuyo origen no podía determinar, recostado boca arriba, casi paralizado, se atrevió a inclinar su cabeza hacia adelante para ver al dueño de aquellos perturbadores ojos amarillos.
―¡Verga maita, que vaina es esta! ―gritó y como pudo se empezó a arrastrar de espaldas, empujándose con sus pies, codos y antebrazos.
Frente a él, inclinado hacía adelante, como quien se doblaba para ver más de cerca a un gusano que se arrastra sobre el piso, había un ser gigantesco peludo como un mono, pero con un sedoso pelaje rubio, como el de uno de esos gringos que en otros tiempos venían por montones a visitar la isla, sus dos enormes ojos decoraban una alargada cabeza, en una posición muy por arriba de lo que estaría en cualquier animal que conociera, era como si pareciesen sobre salir por arriba de su frente. A la altura de lo que podrían ser sus mejillas, a cada lado de su rostro, habían dos grandes y oscuros agujeros que creyó, eran los huecos de su nariz, y en medio de ambos agujeros, casi a la altura de lo que podía ser su mandíbula, había una gran boca con dos carnosos y azulados labios.
―¡Primo uste si es feo! ―exclamó inocentemente, al ver al peludo gigante.
―Yo soy El Ud ―dijo el gigante, con una chillona y graciosa voz, que le recordó la de las muñequitas de comiquitas japonesas, que veía su hijo.
―¿Qué vaina es ésta?, ¿dónde estoy? ―preguntó, retrocediendo aun más en el piso y tratando de incorporarse.
―Estás en mi nave, dime, ¿Qué año es éste? ―le repreguntó el gracioso simio gigante.
―Verga primo, como no sabe en que año está ―dijo, antes de lanzar una carcajada ―. Coño, de verdad que usted si es feo.
―¿¡Que año es este!? ―dijo nuevamente el gigantesco ser, ahora caminando hacia él, con un gesto amenazante, que parecía perder seriedad, ante su peculiar apariencia y graciosa voz.
―Es el 2019 pajúo, me trajiste aquí na’ más que pa’ preguntarme esa güevoná ―dijo Vicente tratando de aguantar la risa.
―Aun no es tiempo ―dijo la criatura, indiferente del aturdido pescador.
Estiró su mano, y ante un fallido intento de Vicente por evitarlo, la enorme extremidad con sólo tres dedos, se posó sobre la cara del hombre, cubriéndola del todo y envolviéndole con sus dedos la cabeza. La vista de Vicente se ennegreció por completo, a la vez que sentía el peso de la mano en su cabeza. El hombre sintió que esto había durado sólo unos pocos segundos, cuando ya no sintió la presión sobre su cráneo, abrió los ojos, esperando ver nuevamente a la extraña criatura, pero esta vez se encontraba sobre la arena de la playa, sentado con sus piernas estiradas y su roída ropa, completamente empapada en lo que de inmediato supo, era agua salada.
Sorprendido se puso de pie y miró a su alrededor, su peñero estaba recostado ladeado a pocos metros de él y en su interior estaban todos sus aparejos, a la distancia pudo ver su poblado y en él su casa, el mono catire, lo había dejado de vuelta en la playa, y no sabía ni como lo había hecho. Se puso de pie y corrió con dificultad por la arena hasta llegar a su casa, abrió la puerta ruidosamente y en el sofá de la sala, sentada frente al televisor, estaba su esposa, viendo lo que pensó era el noticiero del mediodía.
―¡María, no me vas a cree lo que me pasó! ―dijo lleno de algarabía.
―Que embuste me vas a deci coño ‘e tu mai, donde carajo estuviste estos tres días ―le gritó su esposa enfurecida, mientras lo amenazaba agitando un puño.
―María, me secuestró un mono catire, que hablaba como una carajita y me llevó a su nave espacial, pa’ preguntarme la fecha ―dijo inocentemente, el alterado Vicente.
―Verga esa vaina se la iras a inventar a tu mai, gran carajo, tú lo que estabas era tomando ron en alguna parte ― le grito su esposa, mientras lo hacía salir de la casa dándole manotazos en la espalda y cabeza.
English
Vicente's Adventure
"La mar", as they called it in their village, was rough, strong waves were shaking Vicente's little boat, making him regret his decision. That morning he had decided to do what, in his more than thirty years as a fisherman, he had not done, to venture out to sea by himself; his son, who accompanied him during the vacations, had already started his classes at the town's high school and his compadre Rubén, his companion for the day, was sick.
He didn't lack experience to do it, but if there was one thing he had learned from his father, it was to never feel too comfortable at sea, no matter how calm it seemed and how clear the sky was, everything could change suddenly and that was what had just happened. At one o'clock in the morning, when he had pushed his boat on the sand into the water, there were hardly any waves and a light and refreshing breeze was blowing, which contrasted with the heat inside his precarious house. What could happen, he thought, at this time of year it hardly ever rained and the sky was completely clear and calm.
More adventurous than usual, he put up his reels, the bait, the breakfast that his wife had made for him, a container of water and went into the sea, he would not go far from the coast, so that in case of any emergency, his neighbors could see him from the beach. He couldn't afford not to go out and miss the day's fishing, it was becoming less and less profitable for him to go out, because of the price of fuel and how difficult it was to get it.
After six o'clock in the morning, when he had been casting his lines for several hours without much success, a warm and intense breeze started blowing from the island and the current changed, being carried away by an intense swell, which in a short time took him away from the beach. At the same time the sky, which had already cleared up, with the rising of the sun, began to darken suddenly, with dense clouds of a deep gray lead color, which hid the dawn and seemed to transform it, again, into a dismal night.
Frightened by the sudden change in the sea, he quickly began to pick up the longline, which for his fortune, had not broken; just as it had been all morning, all the hooks were still with the bait intact, no fish had even come close to bite it, the same happened with the other fishing lines that he also picked up in a hurry. The violent swaying of the small boat made him reconsider how good his decision had been to go alone, preferring to pick up everything and return in a hurry to the beach.
It was then when the blackness of the sky seemed to break for a moment, as if to make way for a huge object similar to a large oyster, which surrounded by a bright green glow, fell in a hurry, remaining suspended a few meters above Vicente's head.
Terrified, the man let go of the line he was picking up and without caring about the other two he had left in the water, he began to pull on the rope to try to start the engine to get away from that thing, but as usual, his, now old Suzuki, did not want to respond immediately.
Before he could do anything, Vicente felt that the boat stayed very still, almost as if he were not touching the sea. He released the rope from the engine and leaned forward, hiding his face between his knees and putting his hands on the back of his head, closed his eyes and waited with his teeth clenched, hoping that everything would pass and that when he lifted his head, everything would be over.
When Vincent raised his head, instead of being in the middle of the sea, as he had expected, he found himself reflected on a pair of very round eyes without sclera, with a large yellow pupil and three black irises, which formed a perfect equilateral triangle, in the center of each one.
The man shouted and jumped backward, falling backwards on the ground. He was no longer in his rock, or even in the sea; on his head there was a high silvery ceiling, which seemingly reflected a light whose origin he could not determine; lying down on his back, almost paralyzed, he dared to lean his head forward to see the owner of those disturbing yellow eyes.
-Damn mommy, what a sheath this is! -he shouted, and as he could, he began to crawl backwards, pushing himself with his feet, elbows and forearms.
In front of him, leaning forward, like someone who was bending over to get a closer look at a worm crawling on the ground, there was a gigantic hairy being like a monkey, but with a silky blond coat, like that of one of those gringos who used to come by the piles to visit the island, his two enormous eyes decorated an elongated head, in a position far above what would be on any animal he knew, it was as if they seemed to come out from above his forehead. At the height of what could be his cheeks, on each side of his face, there were two big, dark holes which he believed were the holes in his nose, and in the middle of both holes, almost at the height of what could be his jaw, there was a big mouth with two fleshy, bluish lips.
-Cousin you are so ugly! -he exclaimed innocently, seeing the hairy giant.
-I am The Ud, -said the giant, with a shrill and funny voice, which reminded him of the Japanese cartoon girls his son used to see.
-What is this, where am I? -he asked, backing up even further on the floor and trying to sit up.
-You are in my ship, tell me, what year is this? -asked the funny giant ape.
-Cousin, how can you not know what year it is, -he said, before laughing -shit, you really are ugly.
-What year is this? -said the giant creature again, now walking towards him, with a threatening gesture, that seemed to lose seriousness, before his peculiar appearance and funny voice.
-It's 2019, you brought me here no more than to ask me that question, -said Vicente trying to hold back his laughter.
-It's not time yet, -said the indifferent creature of the dazed fisherman.
He stretched out his hand, and in the face of a failed attempt by Vicente to avoid it, the enormous limb with only three fingers landed on the man's face, covering it completely and wrapping his fingers around his head. Vicente's sight became completely black, while he felt the weight of the hand on his head, the man felt that this lasted only a few seconds, when he no longer felt the pressure on his skull, he opened his eyes, hoping to see the strange creature again, but this time he was on the sand of the beach, sitting with his legs stretched out and his clothes gnawed, completely soaked in what he immediately knew was salt water.
Surprised, he stood up and looked around, his boat was lying on its side a few meters away from him and all his gear was inside, in the distance he could see his village and in it his house, the catire monkey, had left him back on the beach, and he did not even know how he had done it. He stood up and ran with difficulty through the sand until he reached his house, opened the door noisily and on the sofa in the living room, sitting in front of the TV, was his wife, watching what she thought was the midday news.
-Maria, you won't believe what happened to me! -he said, full of excitement.
-What a lie you're going to tell me, you motherfucker, where the fuck you've been these three days, - shouted his wife angrily, as she threatened him by waving a fist.
-Maria, I was kidnapped by a blond monkey, who spoke like a little girl and took me to his spaceship to ask me the date, -said Vicente innocently.
-Damn that shit, you're going to tell to your mother, great shit, you were drinking rum somewhere - shouted his wife, as she made him leave the house by slapping him on the back and head.
Sólo me queda agradecer a @xpilar por permitirme usar su arte digital en mi publicación y por motivarla. Muchas Gracias @xpilar
Gracias a todos por visitar mi publicación, espero sus comentario y agradezco su apoyo, hasta la próxima
I can only thank @xpilar for allowing me to use his digital art in my publication and for motivating my creation. Thank you very much @xpilar
Thank you all for visiting my publication, I hope your comments and I appreciate your support, until next time
Me encanto esta historia, muy descriptiva tanto que no senti que leia, pude ver a Vicente y a su catire peluo", gracias por compartir!
Thanks for the great story @amart29
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Entretenido relato @amart29, me gustó mucho leerte amigo.
Tiene poder en la descripción, leer tu texto se vuelve muy entretenido con el toque de humor que le imprimes. Te felicito.