Fiebre de Heno / Hay Fever

amart29 (68)Memberin WORLD OF XPILAR • 4 years ago

Un saludo a todos, el siguiente relato fue inspirado por el arte digital de @xpilar, los invito a que visiten su blog. La imagen que motivó este relato es la siguiente.

Greetings to everyone, the following story was inspired by the digital art of @xpilar, I invite you to visit his blog. The picture that motivated this story is the following.

Fuente/Source

Español

Fiebre de Heno

Antón abrió sus ojos y un intenso resplandor lo segó, una suave pero gélida brisa se coló entre las entretelas de su sobretodo de fibra sintética y sintió como sus bellos se erizaron, cuando su visión se aclaró pudo ver un bosque nevado, coronado con un cielo oscurecido por lo que parecía humo negro, y pudo escuchar lo que creyó eran explosiones y múltiples detonaciones que provenían de su izquierda.

Sentía una intensa comezón en la nariz, pero aun sus ganas de estornudar no se manifestaban, como solían hacerlo en el peor de los momentos. Vio a su alrededor y se dio cuenta de que las detonaciones que escuchaba provenían de entre los árboles, del mismo lugar de donde se levantaban las nubes de humo que cubrían el cielo, y en medio de ellas se observaban fogonazos y lo que supuso eran los disparos de algún tipo de arma que era desconocida para él, y que emitía largas líneas discontinuas de destellos, mientras simultáneamente se escuchaban un continuo tac-tac-tac-tac.

Repentinamente sintió un fuerte golpe en su espalda que lo hizo caer de bruces al suelo, enterrando su rostro en la nieve, acompañado de gritos en un extraño dialecto que nunca antes había escuchado, como reflejo estiró sus brazos sobre el helado suelo, en señal de rendición, una bota golpeó someramente su brazo acompañada de más gritos ininteligibles, que asumió le ordenaban darse vuelta.

Cerró sus ojos esperando lo peor y se dio vuelta, quedando tendido boca arriba en la nieve, sintió una pesada bota apoyarse sobre su esternón aplastándolo sobre el suelo, temeroso levantó sus manos para mostrar sus palmas vacías a quien fuera que lo increpaba y lentamente abrió sus parpados.

Un joven de tal vez unos veinte años, enfundado en un uniforme casi tan blanco como la nieve le apuntaba con una extraña y alargada arma, cuyo otro extremo apoyaba contra su hombro con fuerza, mientras que con una expresión, que supuso tan asustada como la que él mismo debía tener, continuaba gritándole en un indescifrable idioma.

El joven retiró la bota de su pecho y retrocedió tres o cuatro pasos, mientras continuaba gritándole, entonces con el extremo de su arma, con el que continuaba apuntándole, hizo una seña que le pareció identificar, le señalaba que se pusiera de pie.

Antón se levantó y estando de pie pudo ver con más detenimiento a su joven contraparte, le pareció que era sólo un chico asustado con una desconocida arma, era pequeño y formido, de unos setenta kilogramos y un metro ochenta centímetros de altura, supuso que uno de los factores que podía causarle sorpresa al joven eran sus dos metros treinta, nada raros en su mundo.

La expresión del chico mostraba un claro pánico, mientras parecía escrutarlo de arriba abajo, apuntándole y sosteniendo fuertemente el arma contra su hombro. Le gritó nuevamente y Antón levantó sus manos otra vez frente a su pecho, mostrándole las palmas al asustado joven.

―No me hagas daño, estoy aquí por error ―dijo Antón, esperando que el chico pudiera entenderle. Pero sólo consiguió que aparentemente se sorprendiera más y le gritara nuevas, pero aun incomprensibles palabras.

El grueso uniforme blanco del joven contrastaba con su enrojecido rostro, probablemente quemado por el resplandor de la luz de aquella brillante estrella en la nieve, parecía mucho más abrigado que el sobretodo de verano que llevaba Antón y estaba coronado con un curioso gorro afelpado con un par de orejeras que colgaban a sus lados y que además cubría con una capucha adherida a su chaqueta.

Mientras el joven lo seguía recorriendo con su vista, mientras caminaba a su alrededor, Antón empezó a sentir otra vez la intensa comezón en su nariz, que anticipaba un nuevo estornudo, cerró sus ojos e inhaló el gélido aire que sintió quemar sus fosas nasales y garganta para luego salir expedido violentamente por su boca en un violento y sonoro estornudo.

Cuando su vista y mente se aclararon nuevamente, estaba de pie en el pasillo de su apartamento, las bolsas que contenían sus compras estaban sobre el piso donde habían caído cuando estornudo por primera vez. Miró el reloj del panel del espejo que estaba a su derecha y sólo habían pasado unos cuantos segundos entre un estornudo y otro.

Estas experiencias ya se habían hecho frecuentes, tras un violento estornudo, despertaba en un lugar y aparentemente un momento que para él eran desconocidos, como si se trasportara a mundos extraños poblados por humanos que siempre parecían primitivos, para, tras estornudar nuevamente, regresar al mismo lugar y momento donde se encontraba antes.

Alucinaciones le había indicado el neurólogo, algo aun no explicado estaba pasando en su cerebro, posiblemente un mal funcionamiento de sus nanomáquinas, que además de las vividas alucinaciones le provocaban también manifestaciones fisiológicas como dolor, quemaduras y moretones.

Tomó las bolsas nuevamente y caminó a la cocina, aun aturdido por su experiencia. Se quitó el sobre todo y lo colgó en un gancho a la entrada de la cocina y se dispuso a guardar el contenido de sus bolsas en la despensa.

Tras él, un camino de gotas y pisadas húmedas, dejadas por el escurrir del sobretodo y su calzado, quedaron en el piso, iniciando en el lugar donde había estornudado por primera vez, producto de la nieve que se le había quedado adherida y se derretía en el calor de su habitación.

Texto de @amart29 y arte digital de @xpilar, julio de 2020

English

Hay Fever

Anton opened his eyes and an intense glow mowed him, a soft but icy breeze sneaked through the interlining of his synthetic fiber overcoat and he felt his beauties bristle, when his vision cleared he could see a snowy forest, crowned with a sky darkened by what looked like black smoke, and he could hear what he thought were explosions and multiple detonations coming from his left.

He felt an intense itch in his nose, but even his desire to sneeze did not manifest itself, as it used to in the worst of times. He saw around him and realized that the detonations he was hearing were coming from among the trees, from the same place where the clouds of smoke were rising in the sky, and in the middle of them there were flashes and what he supposed were the shots of some kind of weapon that was unknown to him, and that emitted long discontinuous lines of flashes, while simultaneously there was a continuous tick-tock.

Suddenly he felt a heavy blow on his back that made him fall flat on his face to the ground, burying his face in the snow, accompanied by screams in a strange dialect that he had never heard before, as a reflection he stretched his arms out on the frozen ground, in a sign of surrender, a boot lightly hitting his arm accompanied by more unintelligible screams, which he assumed were ordering him to turn around.

He closed his eyes expecting the worst and turned, lying face up in the snow, felt a heavy boot leaning on his sternum and crushing him to the ground, fearfully raised his hands to show his empty palms to whoever was rebuking him, and slowly opened his eyelids.

A young man in perhaps his twenties, clad in a uniform almost as white as snow, pointed a strange, elongated weapon at him, the other end of which he held tightly against his shoulder, while with an expression, which he supposed to be as frightened as he must have been, he continued to shout at him in indecipherable language.

The young man withdrew the boot from his chest and took three or four steps backwards, while continuing to shout at him, then with the end of his weapon, with which he continued to point, he made a sign that seemed to identify him, signaling him to stand up.

Anton got up and standing up he could see his young counterpart more closely, it seemed to him that he was just a frightened boy with an unknown weapon, he was small and formed, about seventy kilograms and one meter eighty centimeters high, he supposed that one of the factors that could cause surprise to the young man was his two meters thirty, nothing strange in his world.

The boy's expression showed a clear panic, as he seemed to scrutinize him from top to bottom, pointing and holding the gun tightly against his shoulder. He shouted at him again and Anton raised his hands in front of his chest again, showing his palms to the frightened young man.

-Don't hurt me, I'm here by mistake -said Anton, hoping the boy would understand. But he only managed to make him seem more surprised and shout new, but still incomprehensible words at him.

The young man's thick white uniform contrasted with his reddened face, probably burned by the glare of the light from that bright star in the snow, it seemed much warmer than the summer overcoat that Anton wore, and it was crowned with a curious plush cap with a pair of earmuffs hanging down its sides, which he also covered with a hood attached to his jacket.

As the young man followed him around with his eyes, as he walked around him, Anton began to feel again the intense itching in his nose, which anticipated a new sneeze, he closed his eyes and inhaled the icy air that he felt burning his nostrils and throat and then came out violently through his mouth in a violent and loud sneeze.

When his eyesight and mind cleared again, he was standing in the corridor of his apartment, the bags containing his purchases were on the floor where they had fallen when he sneezed for the first time. He looked at the clock on the mirror panel to his right, and only a few seconds had passed between sneezes.

These experiences had already become frequent, after a violent sneeze he would wake up in a place and apparently a time which was unknown to him, as if he were being transported to strange worlds populated by humans who always seemed primitive, and then after sneezing again he would return to the same place and time where he had been before.

The neurologist had indicated to him that something was happening in his brain that had not yet been explained, possibly a malfunction of his nanomachines, which in addition to the experienced hallucinations also caused physiological manifestations such as pain, burns and bruises.

He took the bags again and walked to the kitchen, still dazed by his experience. He took off his envelope and hung it on a hook at the entrance to the kitchen and set out to store the contents of his bags in the pantry.

Behind him, a path of wet drops and footprints, left by the draining of the coat and his shoes, remained on the floor, starting at the place where he had sneezed for the first time, a product of the snow that had remained stuck to him and melted in the heat of his room.

Text of @amart29 and digital art of @xpilar, July 2020

Sólo me queda agradecer a @xpilar por permitirme usar su arte digital en mi publicación y por motivarla. Muchas Gracias @xpilar

Gracias a todos por visitar mi publicación, espero sus comentario y agradezco su apoyo, hasta la próxima

I can only thank @xpilar for allowing me to use his digital art in my publication and for motivating my creation. Thank you very much @xpilar

Thank you all for visiting my publication, I hope your comments and I appreciate your support, until next time

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