Alguna vez te has sentido como una fruta a la que aprietan o exprimen para extraerle su jugo. Quizás digan que estoy loca, pero no es así. Tal como se exprime una fruta para que salga su jugo al máximo, de su interior. De igual manera, si a nosotros nos agarran y nos exprimen con tanta fuerza ejerciendo presión y nos comienzan a decir cosas hirientes, ¿nos agradaría? La respuesta es obvia: ¡NO!

Después de tanto apretarnos, comienza a salir de nuestro interior, ira, rencor, temor, amargura, entre otras cosas. Pero, ¿por qué creen que saldrá esos aspectos negativos de nosotros. Quizás responderían, “porque eso es lo que hay en su interior". Sin embargo, debemos recordar que somos humanos propensos a pecar, y es cierto que en esa presión insultante sacamos lo peor de nuestro ser.

Debemos reflexionar en este asunto, porque a veces esos aspectos negativos brotan cuando la vida nos aprieta y agobia, cuando alguien nos ofende o nos causa gran dolor,. También, cuando pasamos por problemas económicos, está en nosotros elegir si permitimos que salga:

Por otro lado, si dejamos emanar amor, comprensión, cariño, compasión hasta el perdón, no importa de quien vengan los insultos si es de un hijo, amigo, hermano, tíos, del jefe entre otros. Así, que cuando alguien nos apriete con toda su furia, respondámosle con amor y eso es lo que habrán permitido que haya en su interior. Como lo hizo nuestro señor Jesucristo cuando fue sacrificado injustamente e insultado. Sin embargo, mostró compasión por ellos y expreso en la biblia:

Sabemos que no es fácil perdonar, pero al hacerlo despediremos de nuestro corazón el rencor y tendremos una salud mental más llevadera, pues al desarraigar el rencor, no permitiremos que reine en nosotros la amargura