Hablar de mi infancia es una acción que me encanta hacer desde que superé esa maravillosa etapa de mi vida por ello, decir presente en esta dinámica que ha organizado nuestra amiga @shiftitamanna me genera mucha emoción. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  La infancia es una de las etapas mas cortas que exploramos durante nuestro ciclo de vida y, a pesar de que es muy limitada en tiempo, se ha demostrado que es el período más importante del ser humano porque, partiendo de los acontecimientos negativos o positivos que experimentamos, se moldeará gran parte de nuestra personalidad.

  Debido al impacto que tiene la infancia en nuestra vida, suele ser muy recurrente escuchar comentarios que hacen referencia de que ha sido la mejor etapa que hemos vivido y, no es para menos porque, es la época donde la inocencia, imaginación y pureza nos ayudan a disfrutar cada experiencia que se desarrolle en nuestro entorno.

  Al momento de pensar en los ciclos de vida que he explorando hasta esta etapa de mi existencia, inmediatamente llego a la conclusión de que, el ciclo que más he disfrutado es mi infancia y, aunque tal vez debería sorprenderme esto, la realidad es que no hay sorpresa alguna porque, fui tan feliz que el disfrute prácticamente fue un premio por lo que estaba viviendo.

  Estoy muy agradecida por la infancia que me tocó vivir y, estoy plenamente convencida de que mi familia tuvo que ver con que hoy día tenga esa percepción y sentimientos de agrado porque, ellos se encargaron de crearme un mundo donde pudiera disfrutar sanamente de la inocencia, alegría y pureza que caracteriza a un infante por lo tanto, tengo una deuda de por vida con ellos.

  Gracias a todo lo que pude disfrutar de mi infancia pienso que, si tuviera la oportunidad de regresar al pasado, iría a este período de mi vida para poder volver a explorar las aventuras que tuve con mis primos al igual que los amiguitos que hice en el colegio o mis vecinos porque, con ellos la imaginación era mágica de dejarla volar.

  Durante mi infancia fui muchas veces a los parques mecánicos y, sin exagerar, me atrevería a decir que casi llegué al punto de ir todos los fines de semanas por ello, cuando pienso en mi infancia lo primero que llega a mi mente es cuando estaba en esos lugares en compañía de mis primos y los amiguitos que hacía estando allí.

  Ahora bien, para ser más exacta en un recuerdo les contaría que ese no es otro más que, la emoción que sentía al estar en los carritos que tenían una temática específica y como tengo un primo que en esa época le encantaban los vehículos militares, siempre me iba con él a esta sección y mientras estábamos dando giros, me reía muchísimo con las ocurrencias que él decía.

  En mi infancia fui muy amiguera y, en gran medida esto también me ayudó a disfrutar mucho esta etapa porque, los lugares donde llegaba y estaban otros niños, eran como un centro de diversión para mí e inmediatamente comenzaba a jugar con ellos o simplemente, nos sentabamos a hablar cosas que según nosotros, eran temas de gran relevancia como los que tenían nuestros padres.

  Aunque en mi infancia tuve muchos amigos les confieso que, no con todos hoy día mantengo contacto; es más, de esa época actualmente solo tengo comunicación con 5 personas y los considero mis hermanos escogidos por lo tanto, son personas muy especiales e importantes para mi.

  Quiero dejar presente que, disfruté mucho haber tenido un número elevado de amigos en mi infancia y, siempre les agradeceré lo que me enseñaron porque, cada uno de ellos a su manera plasmó un aprendizaje en mi y gracias a esa enseñanza, hoy día tengo mejor concepto de lo que es ser un buen amigo y hermano que nos obsequia la vida.

  En mi etapa de infante tuve la grata oportunidad de pasar mucho tiempo en el pueblo y, gracias a esta experiencia pude tener una visión más clara al igual que amplia de lo que implica vivir en lugares distantes a la ciudad y donde el estilo de vida es totalmente diferente al que generalmente yo vivía diariamente porque a pesar de visitar los pueblos, seguía siendo una niña de ciudad.

  Partiendo de lo anterior pienso que es mejor que los niños crezcan en la ciudad porque, el estilo de vida en el pueblo es muy limitado y, a pesar de que existen familias que se aseguran de crearle un entorno agradable a sus pequeños, no dejan de estar en desventaja y soy partidaria de que si se puede mejorar la calidad de vida de los hijos, no se debe dudar en avanzar.

  Viviendo en la ciudad, los niños tienen mejor acceso a la educación y salud de calidad al igual que, hay más variedad de entretenimientos y, aquí debemos tener en cuenta que cuando somos niños, lo que más disfrutamos es jugar al igual que visitar lugares que nos dejen impresionados porque pensábamos que solo en las películas de fantasía existían las cosas que estamos viendo.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!

^{Las imágenes presentadas en esta publicación fueron extraídas de mi galería personal}