1- ¿Cuál es la diferencia entre un corazón de carne y un corazón de piedra?

Una persona que posee un corazón de carne (en sentido simbólico) se diferencia de las demás personas en cuanto a que es un ser de justicia y de paz que maneja su vida cumpliendo los mandamientos. Mientras que un individuo con corazón de piedra es aquel que hace lo contrario al anterior, siendo un ser que navega casi siempre sobre la injusticia y la guerra; es decir que nunca vivirán en paz con los demás ni consigo mismos.

Con relación al versículo del profeta Ezequiel, lo afirmado allí también puede atribuirse al esperado Reino de Dios, donde supuestamente las cosas malas del pasado ya no volverán al corazón, y la maldad, la que hoy en día observamos por doquier, ya no será más.

2- ¿Cuáles acciones se le atribuyen al corazón de piedra?

Como lo dije con anterioridad, el corazón de piedra es el que no tiene temor de Dios. El sujeto cuya bandera es la maldad es un esclavo de las cosas materiales del mundo: el dinero, la vida de lujos, la lujuria, el poder, el egocentrismo, los vicios, etc. Y muchas veces las personas que son así son capaces hasta de matar antes de que alguien les toque lo que poseen. Todo aquel que tiene corazón de piedra lo corroe la avaricia y no es raro que ande por el mundo arrebatando lo que no le pertenece.

3 - ¿Crees que un corazón de carne significa debilidad?

No necesariamente. Al contrario, ser pacífico, ser manso (pero no menso) puede ser una fortaleza; puesto que si no te metes con nadie, si no eres tramposo o embustero, los demás van a tener confianza de ti y eso te va a ayudar a sobrevivir.

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4 - ¿Puedes afirmar que tienes un corazón de carne?

A la gran mayoría de las personas se nos hace difícil ser verdaderos cristianos. A veces, por ejemplo, para salir del paso caemos en el error de las “mentiras piadosas”. Es allí cuando violamos el mandamiento que nos exige que no demos falsos testimonios ni digamos embustes.

Hay veces en que, gracias al estilo con el que fuimos criados, el orgullo, más que como una virtud, lo que nos añade es desacuerdos y rivalidades hasta con nuestros propios familiares. En vista de tal situación es que Cristo nos invita a perdonar a los demás, aunque se nos haga difícil.

En mi caso, sería muy insensato decir que tengo exclusivamente un corazón de carne, y es porque el pecado está al acecho en cualquier rincón donde uno se encuentre. No es tan fácil ablandar el corazón, sobre todo cuando los injustos insisten en convertirlo a uno en parte de sus víctimas. Quizás por eso Jesús llamó Pedro (que significa piedra) al más problemático de sus apóstoles.

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