RECUERDOS DEL COLEGIO | por @syllem| 15% para @colombiaoriginal| 25% para @null

La escuela fue la época más feliz de gran parte de mi vida, tanto que aún sueño con esos gratos momentos dentro de mi colegio. Les cuento, yo estudiaba en una escuela llamada "Fe y Alegría" en la ciudad de Maturín, Edo, Monagas-Venezuela, que en aquel entonces estaba dirigida por monjas y que de cariño le decíamos "las monjitas". Cursé allí desde preescolar hasta tercer año de educación media, lo que significa que estuve allí de 10 años.

Era amplia, ocupaba una cuadra completa, tenía bastantes espacios verdes por los que podía correr. Había mucha disciplina y orden, incluso creo que esas maestras ahora sería penadas, por pegarle con una regla a los niños en las manos, si se portaban mal. Por ejemplo, una vez llovió y algunos de mis compañeros de clases se mojaron durante el recreo y entraron tarde a la clase; ahí es donde aplicaba la ley de la regla en la mano, ese era el castigo.

También recuerdo algunos eventos que ahora veo simples, pero para aquellos tiempos eran una catástrofe: Las monjitas hacían un recorrido por la escuela cada día y, ahora que lo pienso, debió ser un arduo trabajo por su extensión. Un día, encontraron a un par de chicos de secundaria solos, en un sitio muy apartado en medio de un beso, eso fue un escándalo de grandes proporciones y por supuesto, a los dos los llevaron a la dirección y llamaron a sus padres. En esa escuela todos nos conocíamos desde pequeñitos y nuestra relación era más de hermanos y no era común ver algún noviazgo, sin embargo, la chica involucrada, era relativamente nueva, eso lo explicaba.

Hubo una vez, que un par de niños estaban en medio de una pelea en la salida del colegio, con muchos otros alrededor de espectadores, algo también poco común. Entonces alguien fue a buscarme, porque ellos habían comenzado la pelea en una discusión acerca de quien se quedaría conmigo. Yo no estudiaba con ninguno de los dos, ni menos estaba interesada en elegir a alguno. Al llegar al sitio, los miré y simplemente negué con la cabeza, me di media vuelta y los dejé allí. No me enorgullecía para nada la escena que estaba viendo. Me parecía que no había ningún motivo para que eso sucediera.

Mis compañeros de clases y yo, fuimos niños hasta que salimos, ya con 14 años. Jugábamos en los recreos al pañuelito, tocadito, el gato y el ratón, y cualquier cosa que se nos ocurriera, conversábamos amenamente e incluso algunos hicimos un pacto de sangre, pinchando nuestro dedo con una aguja, queriendo ser hermanos y estar unidos por siempre.

Yo era muy blanca, por lo que me ganaba todo tipo de sobrenombres: Blancanieves, tazón de leche, rana platanera, bombillo fluorescente... estoy segura de que en estos momentos a eso se le llamaría bullying. En aquel entonces sólo eran unos niños fastidiándome. Por suerte me bastaba el amor y autoestima inculcados por mi madre, quien me hacía ver que era natural que yo llamara su atención, porque mi color era distinto al de ellos y me decía: No les hagas caso, eres hermosa tal cual eres. No necesitaba más, lo entendí y no significó ningún trauma para mí.

Recuerdo claramente las clases de educación física, habían potros, colchonetas, balones... todo tipo de juguetitos para inventar en cada clase. Para mí, saltar al potro era misión imposible, realmente nunca he sido buena en ningún deporte. Ni qué decir cuando nos ponían a dar vueltas a la cancha, que para mí era tan grande. Todavía sueño que estoy corriendo en esa cancha.

Yo era una niña de muy buen promedio, siempre estaba en la cartelera de honor junto a mis amigos. Pero en una clase de biología, tenía que disecar una rana y había que abrirla por el medio. Recuerdo haberme negado rotundamente y a pesar de ser una niña muy fundamentosa y obediente, salí de ese laboratorio, porque tampoco quería ver a otros haciéndolo. Creo que fue mi único acto de desacato en la escuela.

Era una estudiante muy activa, estaba en casi todas las actividades del colegio: el club de ciencias, la escuela de música, la banda seca, era diputada o senadora (no recuerdo bien) y miembro del consejo supremo electoral, porque en ese entonces existía la figura de República Escolar, donde se elegían todos los miembros del gabinete ejecutivo, como en la vida real; la idea era que conociéramos la estructura político-administrativa de nuestro país. También fui reina de la escuela. Todas esas experiencias se fueron amalgamando en mí y forman parte de mi carácter.

_{Yo en la banda seca de mi escuela}

_{Haciendo el papel de lorito en un acto escolar}

Veíamos clases de costura, cocina, taller de metales y de madera... ¡nos enseñaron a utilizar una máquina de soldar! y tantas cosas más.

¡Tuvimos un baile de tambor en medio de la madrugada junto a una fogata! Honestamente no recuerdo el motivo, pero sé que se trataba de alguna celebración tradicional. Para mí fue algo fascinante estar en ese ambiente, en el que todos los que se animaban, bailaban alrededor del fuego, al ritmo de los tambores. También teníamos misas de aguinaldo en la escuela, que empezaban a las 5:00 A.M. Cosas poco frecuentes hoy en día en un colegio.

Nos llevaron a conocer el polideportivo y pudimos bañarnos en su piscina...

_{En la piscina del polideportivo}

Mi primer retiro espiritual también fue allí, era la primera vez que pasaba un par de noches fuera de mi casa y en otra ciudad. Las monjitas habían organizado un retiro espiritual en los Teques, Estado Miranda, en la Ciudad de los Muchachos. Al principio, mi mamá no me había dado permiso, pero las monjitas hablaron con ella y al final accedió. Ahora que soy madre puedo saber lo difícil que debió ser para ella dejarme ir. Para mí, esa fue otra experiencia de otro mundo, estar en otra ciudad con mis compañeros y amigos. Teníamos un cronogramas de las tareas y quehaceres del día a día. Además, teníamos diversas actividades programadas y aprendíamos acerca de lo que hacían en ese sitio, lo que más me impresionó fue ver cómo hacían las piezas de vidrio. Tenían también una radio y nos entrevistaron, fue algo mágico.

¡Dios ya he escrito demasiado! Y todas estas palabras salieron tan rápido...

En fin, a mis amigos de la escuela, aunque no tenga contacto con ellos, los conservo en mi corazón. Fue una época muy hermosa para mí, creo que fue perfecta y que no podía ser mejor.

Gracias a Colombia-Original por esta iniciativa, además me gustaría invitar a mis amigos: @jlufer, @sacra97, @belkisa758 y @lisfabian, de quienes me encantaría leer sus recuerdos de escuela.