Una mascota nos puede ayudar a controlar la depresión / Por @paholags / #Club5050

  Espero se encuentren ¡Muy bien! El día de hoy quiero compartirles mi experiencia con un animalito que no imaginé que me ayudaría a controlar una enfermedad que estaba consumiendo mi alma. Sin más preámbulo, doy inicio a mi microhistoria.

  En 2013 luego de reconocer que no estaba bien y necesitaba ayuda, comencé una serie de terapias que me ayudarían a controlar la depresión y entre las diversas cosas que hice, la psicóloga que me estaba tratando recomendó que adoptara un gato y conviviera gran parte de mi tiempo con el.

  Cuando ella me dice eso, recuerdo claramente que mi reacción fue reírme e inmediatamente decirle que eso era imposible porque toda mi vida he sido alérgica a ellos. Ni siquiera podía tenerlos a 3 pasos de distancia porque la alergia que me provocaban, hacía que pasara varios días estornudando.

  A pesar de eso, ella insistió en que debía tener un gato como mascota porque este tipo de animalitos tienen la habilidad de desestresarnos, absorber malas energías y son perfectos para enseñarnos a detectar cuándo dejamos de estar bien.

  Debido a la insistencia de mi psicóloga, cedí y fui a Fundaproba; un lugar donde se pueden adoptar animales. Para mi buena suerte, ellos tenían uno pequeñito y cuando me acerqué a él, curiosamente no me provocó estornudos. Eso me sorprendió pero desde el primer momento que lo vi, hice clic con el y no fue difícil decidirme.

  El nombre de mi gatito era Pluto. Con el transcurso de la convivencia, me fui encariñando con el, dormía conmigo y siempre me acompañaba en cualquier parte de la casa donde estaba. Cuando tenía que estudiar, él se subía en mis piernas y muy cómodamente se enrollaba para dormir. Bueno, en realidad, lo que hacía era transmitirme su cariño desde la forma que solo él sabía hacerlo.

  A simple vista parecía que solo tenía a mi mascota detrás de mi pero, la realidad estaba muy lejos de ser así. Pluto me hacía terapia gatuna; a su manera, me ayudaba a disminuir los niveles de ansiedad o cuando los episodios de depresión atacaban, él con sus movimientos o ronroneos lograban hacerme sentir bien. Pluto siempre supo cuando estaba mal y también me hacía sentir bien porque aunque no tenía ganas de sonreír, él lograba que lo hiciera.

  Mi gato fue un excelente terapeuta y hoy día, estando libre de la depresión puedo ratificar que este tierno animalito contribuyó a que ese problema saliera de mi vida. Prácticamente lo hice a mi molde porque en la cama se acostaba de la forma como yo lo hacía y mi papá me contó que cuando no estaba en casa, él buscaba por todos lados y maullaba porque sabía que faltaba alguien.

  El día que la psicóloga me dio la noticia que ya podía controlar mi depresión por mí misma y no era necesario asistir a tantas terapias durante la semana, le agradecí por haberme guiado a vivir esa maravillosa experiencia porque a pesar de mi negación al principio, ella insistió y todo funcionó perfectamente.

  Durante todo el texto hablé desde la perspectiva ausente por parte de Pluto, y lo hice porque hoy día ya no está conmigo. Lamentablemente una mala persona le dio comida con veneno y falleció a pesar de la asistencia que le dio el veterinario. Me dolió muchísimo que le hicieran eso porque, no me parece justo que alguien por el simple motivo de no tener simpatía con los animales, se crean con derechos para quitarles la vida y eso no se hace.

  Físicamente mi gato ya no está conmigo pero siempre lo recuerdo y cada vez que veo un gato, hago referencia a alguna anécdota que viví con él y si tiene el pelaje como lo tenía Pluto, digo que allí está un mini Plutito.

  Si usted tiene depresión o sabe de alguien que padece este trastorno, tener un gato con ustedes les será muy útil para ayudar a controlarla. A mí me funcionó muchísimo y sé de otras personas que también han tenido buenas experiencias con estos felinos, por ello, no lo piense mucho y dese la oportunidad de vivir la experiencia.

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