La semana pasada disfrutamos de un concurso musical que nos llevó a viajar a través de los recuerdos a una época muy especial para mí, porque enmarca mi niñez y mi adolescencia. No me canso de repetir lo mucho que disfruté al realizar mi participación, pues son canciones que todavía, después de tantos años, aún escucho. Y que además me traen muy bonitos recuerdos.

Esta vez le toca el turno a los chicos que popularizaron sus temas en los 80 y 90's en nuestra querida Venezuela.

Quiero agradecer el hecho de que mi anterior participación haya sido seleccionada para el primer lugar. Lo agradezco mucho y lo celebro.

Aquí vamos, entonces, a disfrutar de otra agradable tarde rodeada de la música de la época que me vio crecer, cantando y cantando.

Los que me conocen desde niña, saben que siempre estoy cantando. Antes, cuando estaba pequeñita, me inventaba las canciones a partir de lo que fuera surgiendo a mi alrededor. De eso tiene varias anécdotas mi tía @zorajaime, ja,ja,ja,ja.

El chico ya no tan chico elegido es: Guillermo Dávila.

Esta publicación, además de bonita, se me hará muy nostálgica y seguramente alguna lágrima traicionera se me escape, porque mi corazoncito de pollo es muy sentimental y es fácil que se me agüe el guarapo, o me entren mosquitos a los ojos, je,je,je.

Y es que tuve la dicha de tener un hermano mayor que también cantaba (en casa casi todos cantan) y al que le gustaban las canciones de Guillermo Dávila. Él imitaba muy bien su voz y entonces, cuando escucho a Guillermo Dávila, siento que está a mi lado cantando y eso me arruga el corazón. Hace casi 21 años me lo arrebataron y no puedo evitar sentir nostalgia cuando alguna canción me lo recuerda y lo trae de inmediato a mi lado (¿ven? Ya me entró un mosquito en el ojo). Les pido permiso para dedicarle esta publicación a él, a mi hermano Yoni.

Guillermo Dávila:

Un venezolano que sin duda marcó muchas de las vidas de quienes le escuchaban, ya sea porque dedicaban sus canciones cuando se enamoraban o porque era un acompañante musical a la hora del despecho. Lo cierto es que el que tenga más de 30 años y no sepa quién es Guillermo Dávila, no es venezolano.

Anécdota:

Ya les conté que siempre canto y canto y canto. Me pasó muchas veces que, cuando íbamos en taxi, o caminando y yo iba cantando, mi mamá tenía que hacerme llamados de atención porque a veces las letras de las canciones que cantaba no eran aptas para niñas como yo. Pero qué iba a saber yo, ¿qué significaban aquellas letras?

Una vez cuando tenía 9 años más o menos, íbamos en un taxi y para no aburrirme comencé a cantar "Sin pensarlo dos veces" a todo pulmón, y justamente por la parte del coro. Yo cantaba, y mi mamá roja como un tomate intentaba que me callara.

Sin pensarlo dos veces la empujé a la pared, le arranqué el vestido y la llené de amor. Sin pensarlo dos veces me abrazó y me besó, sin pensarlo dos veces nos violamos de amor.

Ya se imaginarán la cara del taxista y la vergüenza de mi mamá.

Ahora soy yo, la que tiene que controlar lo que escuchan mis hijas, y la tengo bien difícil porque la "música" de ahora deja mucho que desear, mejor dicho, no deja nada a la imaginación.

Escuchemos a Guillermo Dávila:

Comencemos con la particular canción de la anécdota que les acabo de contar. Sin pensarlo dos veces, es la primera que compartiré.

Perdón, si el vídeo se ve viejito, es no más de anteayer...

Sin pensarlo dos veces: