Particularmente siento que la única manera de poder ejercer la empatía es colocarse, ubicarse en el lugar del otro y al mismo tiempo siento que es allí donde radica la dificultad del ser humano para acceder a esta emoción. Es más fácil, solo hablar en círculos, adornando el concepto o simplemente decir lo mismo de diferentes maneras.

NO podemos centrarnos en el otro sin siquiera intentar apartar un poco de nuestras mentes el "egoísmo" con el que nos han enseñado a vivir y el que hemos "compartido" a diestra y a siniestra.

Necesitamos hacer el mayor de los esfuerzos para mirar la necesidad, la carencia del tipo que sea, como propia. Entender que polvo somos y a él vamos. Que por mucho dinero que se tenga, si una enfermedad terminal llega, el final no va a ser distinto al de cualquiera. Aprender a sentir la felicidad ajena, el bienestar del otro desde adentro, como tuyos. Aprender a sentir que si tu prójimo está bien tu estás bien. Estoy segura de que si cada uno de nosotros hacemos ese ejercicio emocional, el mundo cambiará la cara. Sin palabras, dejando que nuestro hacer sea el reflejo de nuestro Ser.

Soy madre de gemelos con autismo, y desde antes de siquiera saber que algún día estaría en esta situación, por mi labor como maestra, me preocupaba el hecho de que varios de mis colegas, a pesar de ejercer su trabajo docente dentro de los parámetros de lo regular solían etiquetar a los niños de una determinada manera cuando no conseguían alcanzar el objetivo. En algunos casos llegaban al colmo del maltrato verbal catalogando de "flojos, tapados, locos" a aquellos niños que les costaba entender.

Al ver este tipo de acciones recuerdo haber hablado con alguna de ellas preguntarle acerca de las estrategias que había implementado para revertir este hecho y su respuesta fue _"Yo hago lo que puedo, no me voy a dar mala vida. Ni que a uno le pagaran tan bien para estar en esto"_ En otras palabras, prefería maltratar al niño que tratar de pensar otra forma de explicarle y ver si tenía algún buen resultado. Esto le parecía mejor.

Tiempo después cuando tuve a los gemelos y me dieron el diagnóstico de autismo 2 y 3 respectivamente, este recuerdo vino a mi mente y me sentí muy mal, porque sentía que mi gremio, el que está encargado de suplir en muchas ocasiones la ausencia del "cariño de hogar" no estaba preparado para mis hijos ni para quienes son tan vulnerables como ellos. Las condiciones no están dadas en nuestras instituciones y no hablo de infraestructura física; sino, de la infraestructura emocional del docente quien se forma para solo tratar con niños neurotípicos y lo que es más triste, no existe, en muchos de ellos ni siquiera la intención de prepararse para este tipo de situación que sin lugar a dudas va en incremento.

Este es el mes de la concienciación hacia el autismo y siento que este es uno de los momentos que deberíamos tomar para reflexionar y tratar de poner en práctica la Empatía. Recordemos que, puede que no sea hoy o mañana pero en algún momento de nuestras vidas nos corresponderá el papel vulnerable, y que nos encantaría encontrar a alguien que realmente nos viera con ojos de comprensión, de empatía pero es menester que comencemos el trabajo con nosotros mismos, porque también debemos recordar que no nos colocamos en una buena posición cuando exigimos lo que no estamos en capacidad de dar.