Concurso de Arte y Escritura #84 y Ganadores de la Edición #83 / Al alcalde lo bañaron con agua piche

En la fiesta de Carnaval convocada por la alcaldía, se aglomeró una multitud de personas que bailaban en la plaza al son del calipso. Había una gran algarabía y de vez en cuando caían bombas llenas tanto de agua como de meados. Las bombas caían por aquí y por allá, pero no se sabía de dónde las estaban lanzando.

De pronto llegó a la verbena el burgomaestre del municipio, venía montado sobre un caballo blanco, y junto a él venían su esposa y otros jalabolas del gobierno. En eso acallaron la música y le acercaron un micrófono al alcalde para que saludara a la gente. Y les dijo:

-Pueblo de Zapallo Rojo, sean todos bienvenidos a esta fiesta de Carnaval. Espero que todos la pasen de lo mejor, porque, sin duda alguna, es en revolución cuando los ciudadanos vivimos realmente felices.

Pero en eso le interrumpió un borrachito:

-Será en su casa donde viven felices, porque los demás andamos mamando.

Pero el alcalde no le hizo caso a aquel sujeto y continuó con su perorata:

-Yo sé que entre ustedes hay personas que no están conformes con la situación económica, pero les digo que estuviéramos realmente mejor si no fuera por el bloqueo imperial.

-El único que bloquea los reales en este país es el gobierno de a locha que usted representa –replicó el borracho.

-Oiga, policía –mandó el alcalde-, llévese preso a este señor y lo deja a pan y agua por una semana.

-Ah, qué bien –opinó el hombre mientras se lo llevaban-. Por lo menos me van a dar de comer.

-Como les decía, señores, si no fuera por las sanciones del imperio…

El hombre detuvo el discurso porque en ese momento se estrelló sobre su cara una masa amarillenta y maloliente.

-¡Miércoles! ¡¿Qué vaina es esta que me tiraron?!

-Tranquilo, señor alcalde –observó uno de los acompañantes-. Se trata de masa de maíz amarillo de la que viene en la bolsa del Clap, pero creo que en vez de agua la mezclaron con orines.

-¿Quién sería el valiente que me tiró esta vaina? –dijo el alcalde mientras se retiraba aquel pegoste de encima.

-Fueron aquellas viejas que están allá arriba, en aquel apartamento –señaló otro de los chupamedias.

-Esa es la vieja Machado, la opositora que le tiene ganas a la alcaldía -dijo el alcalde.

-¿La agarramos? –preguntó un policía.

-No, déjenla tranquila. No vaya a ser que un día de mañana gane la alcaldía y la coja conmigo.

En ese instante al alcalde le cayó encima un balde de agua piche y dijo:

-¡Que siga la fiesta! ¡Pongan la música! –Y en voz baja le dijo a los suyos-: Es mejor que nos larguemos de aquí, porque uno no debe estar en donde nadie lo quiere.

_{Invitación: @mariami, @alanasteemit, @josevas217
15% para @venezolanos y 25% para @null}