Cuando era niña y vivía con mis padres me encantaban los días de quincena, en esos días luego de salir del colegio acompañaba a mi mamá hacer las compras, no sé porque siempre entre semana elegía el CADA de la Gran Mariscal (ahora convertido en Bicentenario) y el sábado nos dirigíamos al Mercado Municipal de Cumaná.

El CADA me parecía gigante, siempre estaba muy abastecido y mi mamá recorría todos los pasillos mirando los productos, recuerdo que siempre trataba de comprar las cosas más económicas para hacer rendir el dinero, mi papá solo le daba una parte de su quincena y eso tenía que alcanzar para 15 días con mercado incluido.

Recorríamos los pasillos y mi madre llevaba su lista de los artículos que eran necesarios comprar, como arroz, azúcar, leche, aceite, café, harina de trigo, espagueti, detergente y productos de aseo personal; luego ella hacia su cálculo. Sí sobraba dinero se podían comprar otras cosas como margarina, mayonesa, queso amarillo, jamón y chucherías. No sé como hacia mi mamá, pero le alcanzaba el dinero incluso para esos lujos.

Al llegar a casa, guardábamos el mercado y luego podíamos hacernos unos ricos emparedados tostados con queso amarillo y jamón, para mí eso era una delicia. A veces mi mamá compraba tocineta (no siempre era posible), así que corríamos a la casa hacernos huevos con tocineta.

En esa época la cena siempre era con mi mama, mi hermano y yo (mis hermanas estudiaban lejos y mis padres estaban en proceso de divorcio), todos disfrutábamos de esa cena tan deliciosa, ya sea emparedados tostados de queso y jamón o huevos con tocineta, siempre era lo mismo en día de quincena y aún así nos parecía exquisito.

Los sábados tocaba terminar de hacer el mercado, aquí mi mamá compraba las verduras, la carne, los huevos y me gustaba ir porque siempre obtenía mi vaso de jugo de caña de azúcar, bebida refrescante para el sol de Cumaná. Luego, llegar a la casa y guardar las compras para empezar hacer almuerzo.

Hoy sentada en la cocina, con mi taza de café y cuidando a mi mamá de 85 años, tengo nostalgia de aquella época; desconocía los problemas de casa y de como mi mamá tenía que hacer maromas para rendir lo poco que recibía. Por eso le doy a mi madre, que a pesar de lo dura de la situación siempre nos lo oculto y nunca nos falto nada.

Esta es mi participación al concurso de cuentos patrocinado por @rahesi. Si deseas participar recomiendo ver el siguiente enlace con las bases del Concurso de cuentos - Semana 2.