Concurso de cuentos #fotocuento - Semana 11: La fiesta del Inframundo

¡Hola y feliz noche de domingo! Les traigo a ustedes mi entrada para la nueva edición del concurso Fotocuento, auspiciado por la autora de esta fotografía, @rahesi. Si gustan participar, solo hagan click AQUÍ para leer las bases correspondientes.

¡Feliz lectura!

Caminando por los sendos pasillos del Inframundo, Hades, Perséfone y los niños, Zagreo, Melínoe y Macaria, cargaban cestos de picnic, maletas, sombreros y sombrillas. Los niños y Perséfone estaban visiblemente emocionados; al fin iban a pasar en familia sus vacaciones en las playas de Cannes. 

Hades, en cambio, no estaba tan entusiasmado con la idea, mas no era por la luz del sol o por la increíble cantidad de personas que diariamente se estacionan en las arenas del lugar. Le preocupaba que la administración se volviera un caos durante su ausencia a pesar de haber dejado todo en las responsables manos de Éaco, Minos y Radamantis, quienes se destacaban por su excelente sistema de clasificación y eran los individuos más responsables de todo el organigrama.

Mientras tanto, en las oficinas centrales del Inframundo, Éaco, Minos y Radamantis habían lanzado una magna fiesta, declarando el día laboral como libre. A la fiesta asistieron la mayoría de las almas de los muertos, quienes bailaban al ritmo de la música que ponían los DJs Hýpnos y Tánatos.  La fiesta duró todo el día y toda la noche, por supuesto, ¿pero qué pasaba con las almas que recién ingresaban al plano espiritual al no haber personal atendiendo el área de recepción? Bueno, Radamantis propuso guiarlas a la sala de espera, en donde los robots que habían programado para la función de recepción y registro de almas les entretendrían con películas, música chill out, té y café. De ese modo se les invitaba a socializar y a conocerse antes de pasar a Recursos Espirituales, la versión de un típico departamento de Recursos Humanos.

En el auge de la fiesta, el celular de Radamantis empezó a vibrar constantemente. Éste, sacándolo de su pantalón, perdió los pocos colores al ver de quién era la llamada. No estaba de más imaginarse qué sucedió después de apretar el botón de "contestar".