Reciban todos una calurosa bienvenida a este nuevo post, hoy como cada semana toca un nuevo capítulo de mi historia original basada en la serie de Nickelodeon Avatar La Leyenda de Aang y La Leyenda de Korra, esta vez en su segundo capítulo así que espero la disfruten.
Original
ADVERTENCIA
Esta es una historia alternativa a los sucesos ocurridos en la serie de Nickelodeon, La Leyenda de Korra subsiguiente a la historia de Avatar El Ultimo Maestro Aire. Tomando como un caso hipotético el hecho de que el antagonista de la primera temporada Amon lograra su cometido y pudiera arrebatarle los poderes a todos los maestros de los elementos, así como al Avatar y logrando de esa forma empezar una nueva era sin maestros de ninguno de los tipos de elementos.
Han transcurrido más de 3 meses desde que Radent y Artelus escaparon de las inmediaciones de la “Fábrica”. Se encuentran huyendo constantemente desde ese día ya que su escapatoria activo un plan de búsqueda donde los maestros artificiales más poderosos debían servir a Omenoh y sus mandatos o morir por no querer. Para suerte de Omenoh todos los reclutados ayudaron sin decir absolutamente nada, para desgracia de los dos hermanos todos aceptaron ayudar.
Ambos hermanos se la mantenían viviendo en lugares inhóspitos, donde fuese más fácil percibir el peligro y si fuese posible donde quizá nadie pensara en buscarlos. Radent ansioso cada día, le pedía a su hermano que se quedara donde encontraban refugio, y que si se movía que lo hiciera a escasos metros de esa zona; nada de querer explorar ni querer divertirse, al menos no por un buen tiempo.
En algún otro lugar se encontraban Palladi y Quiley formando un grupo de cacería. Estaban felices pues el objetivo era matar a Radent por lo que había hecho en el pasado y traer de regreso a la Fábrica a Artelus.
- No sabes cómo me encanta hacer esta búsqueda. Siento que la sangre será nuestra amiga. -
- Deja de decir estupideces Palladi, sabes bien que cuando nos tengamos que enfrentar a ellos, no será fácil -
- Tienes razón Quiley, pero precisamente eso es lo que me encanta tanto. Saber que se resistirán. -
- ¿Sabes? Suena estúpido que nos obliguen a matar a alguien cuyos cargos implican haber matado a otros. Es casi como una contradicción, matar al asesino por ser asesino. -
- ¿A qué te refieres Quiley? ¿Qué insinúas? -
- Solo digo que sería mejor otro castigo para un asesino. Tortura por ejemplo; hay castigos peores que la muerte. -
- Me agrada tu demoníaca mente perversa Quiley. -
- Lo se idiota, por eso es que me amas. -
Ambos se encontraban en una búsqueda que eventualmente los llevaría a su destino. Para su sorpresa no estaban tan lejos de hallarlos, pero aun así no podían ver el elefante que tenían en frente.
- ¡Radent! ¿Puedes sentir eso? -
- Artelus debemos irnos ahora mismo -
- Pero se suponía que íbamos a comer, puede que sea solo mi imaginación. -
- No es tu imaginación hermano, lo que sentiste no se equivoca y mucho menos mi tierra control. -
- ¡Has mejorado mucho hermano! –
- Si, la ventaja de ser maestro tierra y poder salir a la superficie donde la tierra nos rodea, es que puedo ampliar mi capacidad aún más. No hay barreras de metal que me impidan sentir todo. -
- Está bien hermano, deberíamos irnos entonces. -
Los hermanos se percataron de que cerca de ellos se encontraban aquellos maestros cazadores y decidieron escapar antes de que fuese demasiado tarde. Quizá nunca los hubiesen encontrado, pero para ellos era preferible huir.
Pocas horas después los hermanos consiguieron una cueva al pie de una montaña que estaba muy cerca del desierto. No tenían idea de dónde estaban exactamente, sus recursos se terminaban y debían hacer algo para poder sobrevivir más tiempo.
Utilizando sus poderes de tierra control Radent levantó una gruesa pared de rocas para sellar la cueva, dejando una pequeña abertura para recibir al menos un poco de la luz de la luna. Todo estaba tan calmado que ni los grillos se escuchaban, Artelus frustrado por tener que huir constantemente no podía conciliar el sueño, era rudo para él, tenía una corta edad y solo conocía su vida dentro de la “Fábrica” y esto era un vasto mundo que conocer, que debía hacer. Su hermano Radent tenía el poder de mover los átomos de mineral que se encontraban en la roca, tanto así que gracias a esto podía percibir cómo las ondas se propagaban por la tierra; básicamente tenía un sonar terrestre en sus pies. Pero en cambio él no podía realizar nada con su aparente aire control, parecía que sus poderes eran nulos pese a haber recibido cientos de tratamientos quirúrgicos, químicos y hasta psicológicos.
-Hermano, ¿Qué se supone debo hacer yo? -
- ¿A qué te refieres Artelus? Solo duerme, ya es tarde. -
- Pero hermano, tú tienes tanto poder en tu interior y yo solo soy un lastre, no quiero que sufras por mí. –
- Cállate Artelus, no quiero que vuelvas a repetir que eres un lastre, eres mi hermano y te aprecio demasiado. -
- Déjame volver hermano, sé que eso los calmará, tú podrías seguir tu vida tranquilamente y yo podría volver a dormir quizá. –
- ¡Te dije que es suficiente! No dejaré que regreses allá, todo lo que nos hicieron fue horrible. Me convirtieron en un monstruo, una máquina de matar, era casi infalible pero aun así querían que fuese más. ¿Qué demonios les pasa? ¡ELLOS TAMBIÉN SON HUMANOS! -
Radent dejó caer lágrimas de frustración y desesperación. Su hermano lo veía como desconsoladamente lloraba, no podía creerlo, Radent jamás había demostrado debilidad, quizá para que su hermano fuese fuerte, pero la realidad era otra.
- Radent, no sabía que te sentías así hermano, deja de llorar por favor, no quise decir nada de eso. Me retracto de lo que dije, deja ya de llorar. -
Artelus consoló a su hermano durante toda la noche hasta que ambos cayeron dormidos, era impresionante ver como ambos hermanos se sumían lentamente en la depresión.
Por otro lado Palladi y Quiley seguían buscando durante la noche, creían que sería mejor buscar con el silencio de la noche. Y estaban en lo correcto porque a lo lejos lograron escuchar como un llanto se propagaba pero al no saber exactamente de donde provenía decidieron esperar e investigar toda la zona a ver que lograban encontrar.
Al día siguiente Artelus se levanta antes que su hermano y observa como este dormía plácidamente luego de tanto tiempo. Parecía despreocupado, nunca había estado así, o al menos él no lo recordaba.
Pasado un momento Radent se despierta exaltado diciendo que ha sentido algo en los alrededores, que debían escapar de inmediato.
- Hermano, ¿No crees que es mejor esperar aquí un momento? Si haces tierra control se escuchará en los alrededores. -
Artelus tenía razón, usar sus poderes haría que los descubrieran más rápido, era mejor esperar con calma a que el peligro se alejara un poco. En la espera Artelus se sentía intrigado por algo, por qué su hermano había vuelto antes de partir a buscar algo, y que era lo que había buscado.
- Radent, dime qué fue lo que regresaste a buscar en la “Fábrica”. Me dejaste casi por 10 minutos solo y no has sido capaz de decirme que hiciste durante todo ese tiempo. -
- Buscaba el suero que intentaban inyectarme ese día en el laboratorio. -
- ¡¿Qué?! Cómo fuiste capaz de buscar esa porquería. Ese suero te convertiría en un monstruo. -
- No lo busque para mi Artelus, lo hice por ti. Mis poderes han incrementado bastante desde que nos fuimos de allá, pero aún así tú no has logrado hacer nada de aire control. Pensé que si yo moría, podía inyectarte esto y quizá así tus poderes despertaran. -
- Pero hermano, eso me volvería un monstruo. -
- Lo se Artelus, pero no podemos regresar nunca más, si el suero no funciona y mueres no habrá problema, pues ya estaremos ambos muertos. Si llegase a funcionar, entonces podrías seguir escapando y te volverías brutal e implacable. -
- ¿Por eso es que no persigues entonces? Ya decía yo que no era por mí. -
- Te equivocas hermano, tú posees genes de maestro aire, ellos no se pueden permitir perderte, y obviamente el suero tampoco. -
- Eres un loco hermano, pero entiendo que lo hayas hecho, nunca nos atraparan con vida. -
Radent había planeado esa estrategia para que en caso de que ellos fueran emboscados y a Radent le llegara su destino final, ninguno de los dos pudiera ser torturado nuevamente. Un plan radical que pese a ser una locura, en su pequeño mundo era un rayo de sol de esperanza.
Radent le dijo a Artelus que era hora de escapar, Artelus comprendió y decidió hacerle caso esta vez a su hermano, pese que tenía un mal presentimiento. Radent utilizando sus poderes abrió la entrada de la cueva y al salir se llevaron una no grata sorpresa.
Palladi y Quiley se encontraban fuera de esta esperándolos, al verlos quedaron impactados, no podían creer lo que ocurría, lo más extraño de todo era que estos parecían haberlos esperado con paciencia y con mucha alegría.
CONTINUARÁ…
Espera proximamente el capitulo tres de esta historia que tiene muchísimo más por contar. Espero que haya sido de tu agrado y por favor no te olvides de dejar un upvote, un comentario o un resteem, todo se vale. Gracias por su atención y nos vemos próximamente.
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Kamilo.sin.K "Escribir, reflexionar y amar"
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