Anécdotas del Luna Park

Hace pocos días trascendió la noticia de que el histórico y más grande estadio cerrado de la ciudad de Buenos Aires estaba en venta.

Aunque parezca mentira la propietaria de tan importante edificio erigido en pleno microcentro porteño es la Iglesia Católica y no porque lo haya comprado sino porque lo recibió en herencia. No la totalidad sino el 95%, esa fue la última voluntad de la propietaria original, una señora de apellido Lectoure quien al no tener descendencia directa se lo cedió a la Iglesia.

El 5% restante pertenecía al a familia de quien fue su administrador (exitoso) por muchos años y luego del fallecimiento de "Tito Lectoure", sobrino de la propietaria mayoritaria, se lo vendieron a la misma Iglesia quien así se hizo con el control total.

Por este enorme coliseo cerrado que durante muchos años fue el escenario exclusivo de las peleas de boxeo de grandes campeones argentinos como Carlos Monzón, Nicolino Loche, Pascual Pérez y Ringo Bonavena, pero no solamente el boxeo ocupaba la cartelera del estadio, por allí pasaron durante muchas temporadas los espectáculos Holliday On Ice, Cirque du Soleil y los Harlem Globettroters para nombrar algunos de los más famosos. También allí hizo su fastuosa fiesta de casamiento Diego Maradona y alguna vez se presentaron Frank Sinatra y Liza Minelli. También fue sede del mayor acto nazi hecho alguna vez fuera de Alemania en el año 1938.

La historia del lugar es enorme, tanto que ha sido declarado monumento nacional y allí radica el mayor inconveniente para su venta. Se dice que permitirían venderlo solo si los compradores aceptan mantener la fachada exterior. Algo difícil, el tiempo dirá.

Recuerdo un par de anécdotas propias, una creo que en el año 1974 aunque no estoy seguro, peleaba Ringo Bonavena contra un afroamericano y mi padre, entusiasta seguidor del boxeo había comprado dos entradas, una para él y otra para mí. Era un sábado y yo había quedado para salir con mi novia pero le aseguré a mi padre que llegaría a tiempo para la pelea. Por supuesto me quedé con ella hasta el último momento y luego emprendí una veloz travesía de toda la Capital en colectivo y por supuesto llegué tarde, cuando estaba ingresando al estadio la gente salía, encontré a mi padre sentado esperándome, para mi suerte no estaba enojado sino fascinado con la trompada con la cual Bonavena había dado por tierra con la humanidad (bastante grande por cierto) del americano, la pelea había durado un minuto y 40 segundos.

En la actualidad está activo y presentando espectáculos de calidad como se puede observar en la cartelera

Mi segunda anécdota es un poco más cerca en el tiempo pero no mucho, habíamos ido con mi esposa, nuestra hija y mi suegro a ver el espectáculo de Holliday On Ice, la nena tenía zapatos ortopédicos (los recuerdo muy costosos) y en un momento de la función uno de ellos se le salió y pasó por entre medio de las gradas hacia la oscuridad del suelo, 15 metros abajo. Al terminar la función buscamos a algún empleado del lugar que nos indicara como llegar hasta el lugar y grande fue nuestra sorpresa cuando tuvimos que hacer una cola de más de 20 familias para poder pasar entre columnas y tirantes para llegar hasta donde suponíamos que podía haber caído el calzado. Por suerte lo encontramos aunque llegamos a casa más de 3 horas después de lo planificado.

Como ya mencioné mi padre era un seguidor del boxeo y en su época vivieron grandes campeones, cada vez que peleaban allí él iba a verlos y yo tuve la suerte de acompañarlo en algunas de esas jornadas memorables, no me atraía demasiado ese deporte, si compartir las salidas con mi "viejo".

Espero sinceramente que si lo venden aquella empresa que compre el estadio respete no solamente la fachada sino también la historia que es parte de muchos argentinos que hemos vivido momentos imborrables en sus instalaciones.

Las fotografías son de mi propiedad
Héctor Gugliermo

@hosgug