Reflexiones desgarradoras V.
Dulzor, en tus labios, cuello, brazos, pechos, ombligo, barriga, pubis, piernas… continuando hacia tus otros labios, húmedos, calientes, embriagadores y sensuales…hasta llegar, una vez más, a tu mágico clítoris.
Clítoris, más quisiera yo uno para mi, órgano cuya única función es sólo el placer. Te daría ese placer continuamente si a mi lado estuvieras, déjame llevarte a donde jamás te llevará nadie.
Nadie me escucha, me oyen pero mi mensaje se pierde en el camino, entre dos mundos deambulamos, cada uno en el suyo, pero cuando uno de los dos atraviesa la frontera hacia el otro lado, se hace la magia.
Magia que me das con tu sonrisa, gestos, movimientos, cuerpo… sensualidad que sólo tu Dios te otorgó y que deslumbra mis ojos y posteriormente mi miembro, el cual se funde en ti, convirtiéndonos en un solo ser en búsqueda del placer infinito.
Ni siquiera el infinito me parece lejos, el espacio y tiempo son relativos, volvamos a sincronizar nuestro espacio-tiempo en otro majestuoso instante, el instante más preciado y embriagador, juntemos nuestras mentes y que fluyan hacia el orgasmo cósmico.
Orgasmo cósmico, poseedor del don de la vida, de nuestra existencia en esta esquina de la galaxia, de nuestro Universo y de toda la enorme energía que desprende tu frágil pero exquisito cuerpo humano.
Para leer más:
Reflexiones desgarradoras I.
Reflexiones desgarradoras II.
Reflexiones desgarradoras III.
Reflexiones desgarradoras IV.