Nos vamos de mercadillo medieval

Estos días se celebra en la población madrileña de El Álamo su ya famoso mercadillo medieval. De hecho, ha alcanzado tanta fama que le han declarado de interés turístico regional.

Y la verdad es que no es el típico mercadillo medieval, es EL mercadillo. El ayuntamiento decora el pueblo especialmente para la ocasión y se vuelca en que todo salga bien.
Yo llevo ya yendo varios años porque tenemos unos amigos que viven allí y aprovechamos para quedar con ellos y pasar el día.

Las principales razones por las que la popularidad de este mercadillo ha ido creciendo son varias: es muy grande y completo. Hay muchísimos puestos de artesanía de todo tipo, de comida, que por cierto, tiene todo una pinta tremenda, en especial los dulces. Yo ayer pequé y me compré un cono de patatas fritas artesanas que hacían allí mismo en uno de los puestecitos. No os podéis imaginar qué buenas estaban, recién hechas.

Hay espectáculos callejeros a todas horas. En el rato que estuvimos recorriéndolo vimos varios pasar.

Hay atracciones para los niños, muy curiosas porque están hechas para no desentonar con el ambiente: noria de madera, columpios que funcionan a mano...

Hay también exposiciones y sitios en los que te puedes hacer fotos. Este año estaba la novedad de la silla de Juego de tronos, en la que te podías sentar y hacerte una foto, eso sí, la cola para hacérsela era larga.
También había varios aparatos de tortura de los que se usaban en la edad media, como guillotinas, con las que también podías hacerte una foto.

Lo más curioso de estos días en El Álamos es algo que probablemente poca gente sabe. Todos los años, el sábado de este fin de semana se celebra ¡una boda real de estilo medieval!
Los novios y todos los invitados van vestidos como en el medievo y la ceremonia en general, como podéis imaginar es bastante especial. Por lo visto hay una gran lista de espera de novios que quieren ser los que ese día del año sean los elegidos para celebrar "la boda medieval".
Yo no he llegado a verlo nunca pero debe ser cuanto menos divertido.

Después de dar el paseo por el mercadillo, nos fuimos a cenar a uno de los restaurantes de la zona.
Yo disfruto mucho de este tipo de eventos así que fue una gran tarde para mi.
Por cierto, el mercadillo está hasta el miércoles, todavía hay oportunidad de visitarlo.