La selectividad de la memoria ¿qué dice la Literatura?
He oído a muchas personas hacer la siguiente aseveración: "tengo memoria selectiva". En cada una de esas oportunidades me he dado cuenta de que lo que intentan decir es que ellos tienen un tipo de memoria según el cual deciden qué recordar y qué no. A excepción de las personas con Hipertimesia, una condición que les permite recordar cada detalle de su vida, todos los demás poseemos una memoria selectiva. Es decir, esa selectividad es parte de la naturaleza de la memoria misma. Pero no es sólo eso, sino que esa selectividad es caprichosa, azarosa, arbitraria. De allí que decir "tengo memoria selectiva" sea, mitad obviedad y mitad falacia.
Amos Oz es un escritor israelí que ha obtenido premios importantes como el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2007 y en una de sus novelas, llamada De repente en lo profundo del bosque, podemos encontrar la siguiente frase:
"Qué extraños eran los entresijos de la memoria de la gente del pueblo: las cosas que se esforzaban por recordar huían a veces y se ocultaban bajo el manto del olvido. Y precisamente lo que decidían que había que olvidar flotaba desde el fondo del olvido como si pretendiera angustiarlos."
Hay dos cosas destacables en el fragmento citado. El primero es la aparición de la palabra olvido en ambas oraciones, como contraparte de la memoria. Olvido y memoria no son sólo términos excluyentes (lo que no recuerdo, lo olvido y viceversa) sino que además, tomando prestado un término de la estadística, son colectivamente exhaustivos (olvido un hecho, o lo recuerdo; no hay más opciones). Funcionan como los dos polos en los que pueden habitar las vivencias personales. Ya lo expresaba Mario Benedetti en el título de uno de sus libros El olvido está lleno de memoria. El contrario de esta sentencia es igual de válido. El segundo aspecto importante del párrafo de Oz, es ese carácter indomable de la memoria. Los habitantes del pueblo no lograban que su memoria respetase su voluntad. En ese sentido, en su novela La ignorancia, el escritor checo Milan Kundera dice sobre la memoria:
"Del pasado sólo es capaz de retener una miserable pequeña parcela, sin que nadie sepa por qué exactamente ésa y no otra, pues esa elección se formula misteriosamente en cada uno de nosotros ajena a nuestra voluntad y nuestros intereses"
Cuánto quisiéramos poder recordar y olvidar a voluntad, atesorar los momentos que consideramos valiosos o importantes y descartar aquellos eventos que nos han resultado traumáticos. Seguramente han visto alguna película, o leído alguna novela en la que, en medio de una escena romántica, algún personaje manifiesta el deseo de grabar a fuego ese instante en su memoria, de conservar para siempre ese rostro, esos ojos, esas facciones. ¿Cuántas veces no nos ha ocurrido lo mismo? y sin embargo, es una lucha inútil porque la elección que hace la memoria es, como dice Kundera, "ajena a nuestra voluntad y nuestros intereses". Es tal el nivel caprichoso de la memoria que, en algunos casos, la psicología inversa puede funcionar. José Saramago, escritor portugués ganador del premio Nobel de Literatura en 1998, dice “Los recuerdos son caprichosos; si dejas de perseguirlos y les das la espalda, a menudo regresan por sí mismos”. ¿No les ha ocurrido? ¿querer evocar algo sin conseguirlo y luego, de la nada, sentir como emerge en la mente el momento pasado que ya dejó de buscarse? Puede ser frustrante no poder dominar el carácter selectivo de la memoria, porque, de nuevo Kundera, esta vez tomado de La identidad:
"Recordar el propio pasado, llevarlo siempre consigo, es tal vez la condición necesaria para conservar, como suele decirse, la integridad del propio yo"
La identidad, quiénes somos, está estrechamente ligado a lo que hemos sido y hecho y a lo que recordamos de eso que hemos vivido. De allí, el drama que sufren las personas con amnesia, alzheimer, pérdida de la memoria a corto plazo, o cualquier otra condición que impida el "correcto funcionamiento" de la memoria. ¿No preferimos recordar algo, aunque no podamos escoger qué, que olvidarlo todo? si olvidamos lo que hemos sido ¿cómo saber lo que somos?
Sin embargo, la memoria no siempre actúa en nuestra contra, aunque no respete nuestra voluntad. Antonio Tabucchi expresa en Nocturno Hindú que “La realidad pasada es siempre menos mala de lo que fue efectivamente: la memoria es una formidable falsaria”. ¿Alguna vez les ha pasado que recuerdan un episodio negativo de sus vidas y de repente no les parece tan malo? ¿o que alguien les evoque un recuerdo, en su momento molesto, que ya no genera la misma aversión o incluso que ya se había olvidado? en esos casos, el tiempo transcurrido ha logrado menguar la carga negativa y la memoria ha actuado en nuestro favor, permitiéndonos el desprendimiento de cualquier emoción insana que pudiéramos haber tenido ligada a esos momentos y propiciando el perdón, el hacer las paces con el pasado o con alguna persona en específico, lo cual no resulta tan malo ¿cierto?
Como le ocurre a Kundera, la relación entre olvido y memoria también es una de mis obsesiones filosóficas y literarias, por lo que pudiera escribir mucho más al respecto, pero valga lo dicho para demostrar que decir "tengo memoria selectiva" es absurdo, dada la naturaleza explicada de la memoria. Ustedes ¿qué opinan de las frases de estos escritores? ¿creen que esa selectividad arbitraria de la memoria es beneficiosa o perjudicial? ¿les gustaría que fuese diferente? los leo en los comentarios.
Reseñado por @cristiancaicedo
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Yo soy victima de mi memoria, pero de vez en cuando me hace favores! Tenemos una relación dulceamargo!