Peripecias de la lengua

La riqueza de la lengua española ha sido motivo de muchos libros, ensayos y artículos que detallan la cantidad de cambios que se han originado gracias a su expansión.

Angel Rosenblat en su libro Buenas y Malas Palabras nos regala un compendio de usos y expresiones que llamaban la atención de propios y extraños por la versatilidad, modismos y jergas que abundaban y daban fe de una lengua viva y en constante evolución. Mucho tiempo ha transcurrido desde entonces.

En los actuales momentos observo en las redes cómo el acoso por la pronunciación diferente o la creación de nuevos términos se hace cada vez más presente. Antes no contábamos con este espejo global donde nos maquillamos, reflejamos, y retratamos para dar la mejor semblanza de quienes somos, me refiero a las redes.

Paradójicamente el mismo medio, que puede ser utilizado para revisar y corregir, se vuelve multiplicador de los errores, los cuales se van luego diluyendo para convertirse en voces nuevas con su potencialidad para ser aceptadas en algún momento.

La mayoría forma parte de un juego momentáneo y tal como llegaron, un día desaparecen sin dejar huella. “Vístima” es una palabra, que en los actuales momentos producto de la manera cómo la pronunció una usuaria, se volvió viral y ahora forma parte de la chanza cotidiana a través de memes, y videos.

La tendencia de los puristas en estos casos es la de horrorizarse por la manera como los hablantes hacen uso de la lengua, otros lo ven como algo natural, que no le hace mayor daño al idioma porque son expresiones que no surgen por la necesidad de una palabra nueva que dé nombre a una novedad, sino de una tergiversación particular que llama la atención pero nada más.

Ciertamente en materia de idioma nunca vamos a estar totalmente preparados porque es muy amplio y cuando ya se ha aprendido una norma, la Real Academia da permiso a un uso o suprime alguna forma y hay que reaprender de nuevo, pero de eso se trata, de mantener una actitud curiosa ante las palabras y disfrutar la posibilidad que tienen para recrearse.

Mantener la duda ortográfica y buscar siempre el significado correcto y la manera de escribir las palabras menos comunes es un ejercicio imprescindible para producir textos con un mínimo de errores.