El escondite (Parte 2 – relato)

in #castellano6 years ago (edited)
Si quieres, antes puedes leer la Parte 1.


El escondite (Parte 2)


Comienza la cacería.

Es una casa grande, esta familia no debe pasar muchas penas. ¿Cómo dimos con ellos? Nada especial. Cada cierto tiempo, con un margen prudencial, los chicos y yo viajamos a alguna otra ciudad distinta a la anterior y damos un paseo. Un paseo selectivo. Ta, ta, ta, ta, taaa… fijando objetivo. Cualquiera pensaría que tenemos un sistema infalible, pero no es así. Sólo aparcamos y apostamos algo, cualquier cosa. Quien gana elige la casa. La elige cuando aún no sabemos nada de ella. Sorpresa, sorpresa, así es más divertido. Luego sí nos preparamos. Esta casa que vamos a asaltar ya, le tocó elegirla a Jimbo. Apostamos por quién podía aguantar el dedo de otro más tiempo en su ojo. Yo ni siquiera jugué, a mí me da igual qué casa asaltemos, pero a los chicos les encantan esas gilipolleces. ¿Qué por qué eligió Jimbo esta casa y no otra? Qué más da. Las razones de Jimbo se quedarán para siempre dentro de su perturbada cabecita.

Y aquí estamos, a oscuras, en el callejón de la parte trasera de la casa.

**********

Le toca contar a Darío, el pequeño de los hermanos. Fueron sólo tres minutos de diferencia pero para ellos sí que cuentan. El tabique que separa la cocina de la pequeña salita de estar donde papá acostumbra a pasar horas leyendo sirve de “casa”; allí cuenta el que “se la queda” y allí es donde toca salvarse al que consigue despistar al obcecado buscador. Sería toda una locura esconderse en la propia cocina, serías el primero en ser descubierto.

  - Dieciocho, diecinueve… ¡y veinte! –es tanto el entusiasmo del niño que inevitablemente le pasa desapercibido el leve aunque chirriante ruido metálico que viene del patio trasero– ¡Allá voy!

Seguro que sus hermanos se escondieron en el piso de arriba. Pasa corriendo por el salón que da acceso a la escalera, deteniéndose un instante ante su abuelo, en busca de amigable complicidad. El abuelo, tras dedicarle un fugaz guiño a su nieto, alza la mirada; para indicar que arriba irá bien la búsqueda. Darío devuelve una sonrisa llena de picardía y sigue adelante, sus zancadas parecieran hacerle volar.

**********

Siempre usamos máscaras de Batman, el hombre murciélago. Aunque a diferencia de esos virulentos bichos, nosotros no estamos nada ciegos. Les he dicho a los chicos que pueden hacer lo que quieran, robar lo que quieran, pero que a la chica me la dejen a mí. A Jimbo, por supuesto, no le importa, sus gustos son un tanto raros. Coco es una zumbada, le gusta coleccionar dientes de leche y Yaky… bueno ella es imprevisible. Joder, lo que os digo, se ha puesto a chillar como una puta salvaje. Allá va.

  - ¡Pero qué cojo…! –Boom, la sangre del abuelo salpica toda la salita. Incluso yo diría que se escapó algún que otro trocito de seso en el primer golpe. El bate de Yaky es de acero de titanio o de… ¡bah!, qué se yo, la verdad es que ella entrena duro. No os imagináis lo fuerte que golpea.

Nos dispersamos. Caza, caza, caza, caza… Jimbo se queda también en la planta baja, con Yaky y ese pobre viejo desgraciado, lo que va quedando de él. Lo último que veo antes de llegar arriba es cómo el hacha de mi amigo separa uno de los pies del viejo. Todo se está poniendo muy rojo. Coco ha subido delante de mí, acaricia sus cuchillos entre sí y comienza a tararear algo. Una especie de nana inventada. Sé que ella intenta que suene dulce, pero si yo fuera uno de esos chicos de la casa, creedme, estaría cagado.

Hay cuatro habitaciones arriba, y dos baños. Joder, no se ve un carajo, será mejor que levante la máscara. Tampoco van a vivir para poder contarlo. Estarán escondidos, la repentina "tormenta" los habrá alertado. Todo está muy oscuro por el corte de luz. ¿Dónde estás pimpollo? Desde aquí puedo oler su perfume de adolescente, tan dulce… Desenvaino la katana, se me está poniendo bien dura, además. Una puerta se cierra unos metros delante de nosotros, el portazo hace que Coco corra hacia allí, como una loca. Cuando ella entra oigo el furioso grito de uno de los niños. ¡Bravo!, parece que el chaval le está echando huevos.


Fuente

Fin de la segunda parte.

Bueno, parece que la cosa se está poniendo... de un color rojizo tenso. En los próximos días la continuación. Un saludo y gracias por quedarte un ratito a leer.

 

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Sudor frío. Esto está para enviárselo a Tarantino o a Guy Ritchie. Una patota de psicópatas divirtiéndose a lo grande.

Me gusta cómo vas superponiendo los dos relatos antes de que se encuentren. Y una ves que lo han hecho, el lector queda más bien como un espectador en las gradas, con los dedos cruzados por el equipo local.

Mucha sangre. Espero la siguiente parte. ¡Saludos, @salvao!

Sí, mucha sangre! Aunque aún creo que puedo recrearme yo también a lo grande, como los locos estos. Espero tener la siguiente parte lista esta semana. Aún no tengo ni idea de a dónde me llevará :)

Yo no sé para quién está el envío, pero si sé que no me canso de probar cosas que no he probado, con el teclado delante. Un abrazo @marlyncabrera, que alegría tenerte leyendo mis cosas.

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