Mi experiencia personal con el Burnout

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Muchos hemos escuchado del síndrome de burnout, la definición según Wikipedia dice que “El síndrome de desgaste profesional (en inglés occupational burnout), es un padecimiento que a grandes rasgos consistiría en la presencia de una respuesta prolongada de estrés en el organismo ante los factores estresantes emocionales e interpersonales que se presentan en el trabajo, que incluye fatiga crónica, ineficacia y negación de lo ocurrido.”

Ahora bien, en lo personal fui víctima de él y puedo asegurar que es peor de lo que parece. Al principio creía que había tenido mal día, luego que estaba en una mala racha laboral y finalmente que estaba en el infierno.

Tuve días sin la más mínima motivación para ir a trabajar, al punto que llegué a pensar en renunciar. Agréguenle a este coctel mortal un ambiente laboral extremadamente hostil, porque desafortunadamente me topé con el grupo (no equipo) de trabajo más desafiante, peleonero e inconforme que haya conocido en mis más de 20 años de experiencia laboral. A ellos los describo con una frase muy popular en mi país (Venezuela) “Van al cielo y van llorando”. Aunque les hubiera bajado las estrellas estoy segura que se las habrían ingeniado para reclamar porque "no eran del plateado que habían soñado", en fin ese es otro tema.

Durante 6 largos meses cuestioné cada decisión que tomé y cada paso que di, y obviamente eso no me estaba ayudando; por días quería quedarme encerrada en la oficina y que nadie me hablara, solo que yo era la jefa y obviamente eso era imposible. Siempre tenía que resolver situaciones y mantener "el barco funcionando", lo cual con mucho esfuerzo logré hasta el último día que estuve allí, gracias al apoyo de mi equipo de trabajo más cercano, que fueron mis amigas y aliadas inquebrantables; probablemente sin ellas no habría resistido tanta presión.

Para mi fortuna laboro en una empresa grande y después de exponer mi situación (muchas veces) y conseguir una transferencia a una empresa filial, mi supervisor consiguió un reemplazo y pude salir airosa de un mal empleo. Debo reconocer que mi supervisor fue bastante comprensivo y luego de cerciorarse de que no estaba en la mejor situación laboral, además de no querer perder un talento valioso para su organización, optó por reubicarme en una plaza adecuada para mis capacidades y donde hoy estoy completamente a gusto. Mis compañeros de trabajo, amigos y familiares notan la diferencia en mi: antes estaba amargada todo el tiempo y hoy me ven feliz.

Es normal que en los empleos nos veamos envueltos alguna vez en situaciones desagradables o estresantes. La clave está en preguntarte ¿Cuán seguido te pasa? ¿No quieres levantarte para ir al trabajo? ¿Tu empleo te trae más disgustos que satisfacciones? Si estás en una situación similar o peor de la que viví solo puedo recomendarte que busques la salida más cercana, así represente renunciar a tu empleo.

La paz, la tranquilidad y la salud mental no tienen precio.