Al finalizar el año 2019 estando con amigos y familiares, todos muy contentos y en la espera de un año prospero, estaba sumido en la idea de qué hacer en el nuevo año para financiar económicamente mis estudios, lo primero que se me vino a la mente fueron los meses de esfuerzo invertidos en un curso de panadería que recién había culminado, del cual les mencioné en mi presentación, y pensé en ponerlo en práctica.

Pues así fue, con la ayuda de mis padres logré reunir los ingredientes necesarios para comenzar a emprender mi negocio, este no era más qué, donas rellenas, con mucho esfuerzo y sacrificio comencé a prepararlas, hacia dos veces por semana la cantidad de 30 donas, la mitad eran de chocolate y la otra de crema pastelera, me fue bastante bien las primeras dos semanas, ya tenía dinero suficiente para comprar los dólares que necesitaba para la universidad.

Con mi madre y mi producción de donas

Pero, no todo salió como lo esperaba. En un momento de descuido me vi envuelto por un estafador cibernético, que me escribió por wathsapp, aunque yo pensé que era una amiga de la orquesta done tocaba, pero no, eran personas haciéndose pasar por ella para engañar a la gente, y lamentablemente yo fui uno de esos. Pero no me rendí, volví a empezar y doblé mis esfuerzos para recuperar lo perdido y buscar la cantidad deseada para la universidad, y al cabo de dos semanas lo logré.

Luego de unos días procedo a realizar mi viaje a la ciudad de Valencia en el estado Carabobo, para inicios de febrero, y todo transcurrió bastante bien, a pesar de los tropiezos decidí no detenerme por nada, y continuar mis estudios.

Para la fecha de carnaval, mi tío Francisco Fajardo, hermano de mi madre, Maroa Fajardo, me pidió que lo ayudara a trabajar en un club, que es el centro turístico de la Macanilla, estado Apure, pues para esa fecha se llena de turistas, y pensé que esta era otra oportunidad para emprender, reuní ingredientes y empecé, pero esta vez era un proyecto distinto, eran tequeños, y en una semana logré vender cerca de 50 bolsas, lo que me dio una ganancia de $25, yo solo necesitaba $20 para terminar de pagar la universidad, y pues con el resto, más el pago de mi tío, pude comprarme dos pares de zapatos, un pantalón y un regalo anticipado para mi mamá, pues iba a cumplir año, pero yo tenía que irme antes y no iba poder estar con ella por eso decidí dárselo antes.

Luego, cuando empezó la cuarentena tuve que regresarme a San Fernando, terminar el segundo semestre de una manera semi-presencial a través de llamadas videos por YouTube y clases por wathsapp.

Al cabo de unos meses y haber culminado exitosamente el semestre, busqué otra fuente de conocimiento, y recordé que mi maestro de música es luthier, y lo llame para restaurar mi mandolina y aprender más sobre la luthería.

Hoy por hoy luego de mucho tiempo y de volver a presentar clases virtuales, que también han sido culminadas de manera exitosa, aun sigo aprendiendo en el taller de luthería del maestro José Leonardo Jiménez, también conocido en esta comunidad como @leonardoj333, pues sí, gracias a él he aprendido muchas cosas, no solo de luthería, también de la vida, y me ha dado muchos consejos que me han sido de mucha ayuda.

Restaurando mi mandolina, foto tomada del blog de @leonardoj333.

Y así como este año, el siguiente será como tú te lo propongas. Es por eso mis estimados lectores, que la suerte siempre está para el que la busca, y habiendo dicho esto, me despido de ustedes. Gracias por estar aquí. Gracias por venir a leer, que tengan un hermoso día.