Cuando me pidieron hacer este trabajo, una parte de mi dijo “No me jodas, a la mierda, ni se te ocurra hacerlo” pero entre que me sentía un asco, dividido entre que pensaba; más bien que pienso diariamente, que no hago nada de provecho con mi vida, decidí tomarlo y arriesgarme, como en España dicen “Sacar las castañas del fuego”.

El trabajo era para un hotel que queda en el centro de la ciudad en donde vivo, fui, hable con la encargada de decirme lo que quería el hotel de mis habilidades, por así decirlo, acepte, me dieron las cartulinas para hacerlo, dure un poco sin hacerlo ya que no tenía las medidas, cuando tuviera las medidas seria cuando podía empezar a medir lo que iba a estar adentro, las letras, las palabras y demás.

Comencé por lo principal, no sé exactamente cómo explicarlo pero lo intentare lo mejor que puedo, en la imagen del inicio donde se ve el pendón el marco, pues, la cartulina “principal” fue con lo que empecé, me tomo unas cuantas veces hacerla que encajara del todo, me enrede unas cuantas más, fin de cuentas lo hice, saque “las castañas del fuego”. Hice el mismo procedimiento en la parte baja, tome la medida de la cartulina, saque la mitad de la misma, conté las letras de cada palabra y dependiendo de ello, saque las medidas de cada una de las letras, tanto de ancho como de largo, ¿no quedo tan mal del todo?

Con una regla, cuidadosamente, remarque con un marcador las líneas más rígidas de algunas de las letras, como podrán ver en la imagen, lo hice con todas, para luego remarcar las demás que tenían líneas curvas, para rellenarlas del todo con marcador negro.

Rellene lo mejor que pude sin desfigurar ninguna de las letras, la tipografía que utilice fue “Helvetica” ya que era lo más impersonal que se podía elegir, siento que fue al menos un buena elección y no se ven tan mal las letras.

Lo siguiente fue hacer las etiquetas, una por una, estas podría decir que fue muchísimas más fácil, ya que era una serie de repeticiones, eran repetir las mismas medidas, las mismas letras y una que otra que fuera diferente como una “x” pero del resto, eran las mismas consonantes y vocales, repitiéndose una y otra vez.

Pero no todo fue color de rosa, hubieron muchísimas veces que me equivoque y tuve que empezar de nuevo, me costó un nervio obstruido y varias noches sin dormir, pasaba casi 18 horas sentada en el mismo sitio, midiendo, remarcando letras y borrando las líneas de lápiz, ya que estamos en el momento de los errores, ya sabemos todos que ya entregue el trabajo, pues, aparte de medir mal en algunas partes, en dejar pasar el marcador demás, no me pagaron o no aun, problemas de adultos que me estresan y me dejan con ganas de nunca serlo.

A fin de cuentas, un sábado a las 8 de la mañana, lo había terminado, ya todo estaba hecho, fue bastante estresante, derrame muchas lagrimas de estrés, enojo y autodecepción, muchos sentimientos juntos que hicieron que me volviera un sincero caos que pudo terminar este trabajo, saque las castañas del fuego, me busque la manera de hacerlo y lograrlo, quiero creer que escribiendo estas palabras me ayudaran a darme cuenta que si puedo hacerlo y que no importa ni que yo crea en mi misma, algo muy en el fondo de mi, sabe que puedo y hace pueda.

Lo último fue ese borde de líneas curvas, lo pinte de color vinotinto para que combinara con el resto del restaurant, yo misma hice el color, ya que no conseguía ningún color que ya estuviese hecho y me pudiera funcionar para ello.

Me sentí extremadamente aliviada al entregarle el trabajo a la señora, me sentí finalmente libre de ese compromiso, por el momento solo me siento frustrada y un poco, digamos, disgustada pero eso es harina de otro costal, al final, si lo termine, lo entregue y al parecer, a muchos les gusto y no solo a mi mamá.