La autocondena.

Quizás, cuando los demás nos señalan con el dedo, le damos poca importancia, sin embargo, cuando se trata de condenarnos a nosotros mismos y culparnos de nuestros propios errores, ahí, la cuestión, debemos prestarle mucha atención.

No podemos llevar nuestra vida de culpa en culpa y de error en error, porque emocionalmente, nos volveremos inseguros e incapaces de afrontar los retos de la vida.

Conocí a una amiga cuya madre, cuando ella era pequeña, la dejaba sola en casa con un primo que era adolescente. El chico, en una de esas salidas de la madre de mi amiga, abusó sexualmente de ella y la amenazó con hacerle más daño si se lo contaba a su madre.

Mi amiga creció y se convirtió en una adolescente, pero, llevaba ese sentimiento de culpa dentro de ella, porque no había delatado a su abusador cuando debería haberlo hecho.

Se sentía muy deprimida y sentía mucho odio hacia los hombres que intentaban enamorarla. Fue muy difícil para ella superar esa situación y en vez de ganar confianza, vivía más con miedo y pánico, de que su vida emocionalmente fuera una tragedia.

El sentimiento de culpa produce agonía interior, frustraciones y dudas.