Rosa era una chica del pueblo, era alegre, muy apreciada por todos, ayudaba a quien lo necesitara aún sin pedírselo, era amante de los animales y sobre todo de la justicia, le encantaba mediar en conflictos buscando lo mejor para ambas partes y por supuesto, la conciliación.

Al final de una tarde, Rosa caminaba de regreso del río, en medio del bosque, rumbo a su casa, ya llegando al final del bosque oscuro, escuchó voces, ruidos, y quejidos, un grupo de jóvenes estaban apedreando a un perro que estaba amarrado a un árbol, enseguida les gritó que lo dejaran en paz, y empujándolos hacia un lado se interpuso entre ellos y el animal, el cual ya estaba tendido y muy lastimado, sangraba por varias partes.

Los muchachos le dijeron que se quitara, que lo tenían que matar por haber mordido a unas gallinas, Rosa no se movió, tomó una piedra y se las lanzó para que se fueran, los chicos le dijeron que no hiciera eso o sabría las consecuencias, ella tomó otra piedra, más grande, y amenazando con arrojárselas les dijo que se fueran, que ella no iba a permitir que le hicieran daño al perro, que ya estaba bastante herido, uno de ellos la tomó de la mano y la tumbó a la tierra, los otros lo ayudaron a sujetarla.

Rosa les pedía que la soltaran, pero no lo hicieron, se quisieron aprovechar de ella, de su vulnerabilidad, y como pudo le aruñó la cara al que trató de abusarla, y en el forcejeo logró soltarse, corrió hacia donde estaba el perro herido, le soltó la cuerda que lo ataba y lo instó a que corriera hacia el bosque, pero el perro se quedó. Los jóvenes fueron contra ella nuevamente, pero el perro se les lanzó encima, sacando fuerzas de donde no tenía, los mordió a todos, en brazos, piernas y cara, dejándoles marcas.

Toda esa algarabía atrajo a personas del pueblo, quienes atendieron a los jóvenes y al escuchar la versión de Rosa, curaron sus heridas y los castigaron por lo que hicieron.

El perro fue atendido por Rosa, quien con ayuda de su tío, que era el médico del pueblo, curaron sus heridas y lo alimentaron, ya una vez recuperado, Rosa le puso por nombre Ross, ellos andaban juntos a todas partes, Ross siempre acompañaba a Rosa, dormía en la puerta de su habitación, la esperaba en la puerta de la escuela.

El pueblo sabía de la historia de Rosa y Ross, el Ayuntamiento instauró una ley de protección hacia las adolescentes y otra hacia los animales, la cual llamaron la “Ley de Ross”, y desde entonces, nunca más nadie trató de abusar de ninguna joven y de ningún animal.