Trabajaba yo de cajero en una oficina especial que tenía vidrios blindados y gavetas anti-atraco. Atendía a una chica linda que traía varios depósitos. Se me ocurrió preguntarle a qué hora salía del trabajo. Ella entonces comenzó a hablar muy fuerte, casi gritando:

—¡Mírenlo, pues! ¡Todo un casanova!. No puede ver a una mujer bonita porque se le caen las medias y le suelta el armamento...

La cosa me incomodó tremendamente. No podía soportar que todos me estuvieran viendo mal. Probablemente me ruboricé. Bajé la vista y me concentré en procesar los depósitos restantes, para que se fuera rápido.

Abrí la gaveta de la taquilla para que ella retirara las planillas ya procesadas. Ella tomó las planillas y se fue. Cerré la gaveta y vi que había un papelito doblado. Dentro había una nota que decía: "A las 7:00pm, en la parada de Maxy's".

Ese día me faltó dinero. Todos salimos muy tarde buscando la diferencia, pero no encontramos nada. Perdí el chivo y el mecate.

Omar Valbuena, Supervisor de cajeros, se venía quejando de que yo le había hecho perder una cita. Yo le dije que también yo había perdido una cita, y que estábamos iguales.

Eduardo Camargo, Pruebista experto, también estaba molesto con todos, pero no decía nada... Cuando escuchó lo de las citas perdidas nos dijo, a Omar y a mí:

—Pero... ¿y por qué no se consuelan mutuamente?

Todos soltamos la risa.

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Ésa es la historia de mi primera cita.
Primera cita frustrada.

Créditos del texto: Amaponian Visitor (@amaponian)
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