La abuela Kika (Antonia María Vásquez) con sus nietos (mis hijos) en el año 2016.

Él médico había dicho que no viviría mucho tiempo. Eso fue hace 10 años. Murió hace dos días. Hoy la enterramos.

Últimamente no quería que la llevaran al médico. Mi esposa estuvo cuidando de ella por dos días y dos noches, pues tenía problemas para respirar. Había que nebulizarla. Al tercer día, amaneció mejor y mi esposa se vino para el apartamento. Murió seis horas después. Ella convalecía en casa de la hermana de mi esposa.

Alguien consiguió, de la alcaldía, la donación de una urna. Ya había en el cementerio un espacio familiar que se pudo usar. El servicio se hizo en la misma casa donde convalecía la abuela, como se estila a veces en el barrio. El costo por servicios funerarios fue de 4800 soberanos. Yo puse 500 de Steemit. La mayor parte provenientes de la cartera de mi hija @lauracampos, que estuvo de acuerdo en cederlos. También di 20 dólares que me dio El Hermano Otto hace pocos días al regresar de su viaje a Perú. Me los dio luego de que se enteró de las dificultades que estoy pasando con la comida. Ahora entiendo que los recibí para esto, así que al cederlos para el funeral no siento que me estoy despojando de algo mío.

También se usaron 1200 soberanos que había en la pensión de la abuela. Por cierto que el banco permitió transferir a cuenta de terceros desde una cuenta de pensionado. Antes eso no se podía hacer en Banesco. Otros familiares completaron el pago a la funeraria.

Con todo, la cosa se volvió una odisea. Perdimos muchas horas tratando de obtener el informe de defunción para tramitar luego el permiso de entierro y el acta de defunción. El sábado no se pudo conseguir. Luego nos enteramos que la funeraria facilita esos trámites. Con ayuda de la funeraria, obtuvimos los papeles el domingo.

Es un cuento largo que estoy resumiendo de manera injusta, para no extenderme en detalles tristes y para explicar por qué estuve ausente. Mi esposa está durmiendo. Han sido dos días de mucho correr y mucho trajinar.

Agrego fotos que me atreví a tomar en un momento especial. Son fotos que nadie toma, pero yo las tomé. Quedaban en el cementerio sólo hijos y nietos de la fallecida. Pude ver, en ese momento, Aceptación y Paz. Risas de familia recordando las anécdotas de "La Abuela", que debe estar feliz viéndolos así.

NOTA: La inscripción en la lápida no ha sido actualizada. Pero ésa es la tumba de la abuela, la de cerámicas negras. Más abajo está enterrado otro familiar que murió en el 2011.

Adiós Abuela

Y yo te doy mi Adiós, Abuela... Recuerdo que dijiste:

No sé quién quiere más a Sergio, si su mamá o yo.

Créditos del texto e imágenes: Amaponian Visitor (@amaponian)

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