Muy buenas noches, apreciados amigos lectores, especialmente mis amigos de @venezolanossteem.

Nuevamente doy gracias a @solperez, por este ejercicio de vida que me ha dado la oportunidad de realizar.

Te invito a participar en esta emotiva actividad, aún tienes tiempo.

Aquí te dejo las bases...

Venezuela Concurso/ Semana 13/ Cartas a la madre.
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Todas las imágenes son de mi archivo personal, tomadas con mi teléfono Samsung S5 y modificadas con el programa PowerPoint.

Hoy te escribo nuevamente, madre. No se detiene el tiempo, si acaso ha transcurrido, desde tu última bendición, esa que nunca me faltó ni en los días más difíciles y aciagos en la casa de los abuelos, en la casa vieja, cuando el dinero no alcanzaba; pero la felicidad sobraba. Cuando se es niño eso es lo que cuenta y, ahora de adulta, es lo que salva mi olvido.

Hoy voy a decirte la verdad. No sé cuántos años han transcurrido, no sé cuándo fue la última vez que te visité, ni cuál fue el último ramo de flores que te regalé... ha de ser porque definitivamente no es esa la cuenta que llevo. Mi haber es otro; el de los días caminando a pleno sol por la playa de San Luis, las comparsas de Cumaná, las tardes de compras y café o las pocas veces que tuviste la oportunidad de cargar y jugar con mi hijo. Aquellos días son los que el recuerdo conserva.

Me queda la duda de tu fidelidad a la vida que construiste para ti y para nosotros. Por tu trivial desapego a las cosas cotidianas, a las adormecidas rutinas, a los tediosos deberes hogareños, siempre me dio la impresión de que habías nacido para estar reñida con ellos. En eso nunca nos parecimos y tú lo sabes. Hizo una diferencia entre nosotras que los años fueron haciendo densa y tan presente como tus ausencias para estar con tus amigas.

Ahora hago consciente que también fueron todas esas cosas las que te hacían diferente, porque no fuiste una mamá cualquiera; sino excepcional. Nos marcó tu poesía; tus declamaciones mientras hacías las veces que cocinabas; la dedicación a tu trabajo; tus habilidades para las manualidades, la pintura, el dibujo, el maquillaje y tu impecable arreglo personal.

Mamá, por tus talentos y tu potencial creador, habías nacido para el arte, para revelarte a la regla… y eso también nos hizo diferente a nosotros. Tu ejemplo, tu consejo y la fortaleza de tu carácter quedaron para siempre herrados en más de 50 años dedicados a una familia, seis hijos, un esposo, una casa y un trabajo. Sé que dejaste tus sueños y aspiraciones guardados en una maleta como único equipaje para sobrevivir a la vida que nos diste; y la vida que querías para ti, no tuvo posibilidades dentro del atiborrado y obligado calendario de responsabilidades, cumplidas todas lo mejor que pudiste.

Prometo no visitarte donde ahora moras; he decidido que no necesito ir a ninguna parte para estar contigo, ni llevarte flores; porque habitas en mí, desde el primer día y hasta siempre, como las últimas palabras que sentenció tu boca aquel día: “que Dios te bendiga”

¡Qué el universo te bendiga por siempre, mamá! … a veinte años de tu ausencia física, porque tu luz me acompañará todos los días de mi vida y, tal como me lo dijiste, hoy te comprendo y comprendo muchas otras circunstancias, porque ahora también soy madre.

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