Reflexiones desgarradoras IV.
Cuánta gente buscando el eterno nirvana, ese estado al que todos aspiramos pero que casi ninguno alcanzamos, aquel que puede ser hallado por muchos medios, aunque continuamente nos digan que solo existe una única vía adecuada y legítima de hacerlo.
Legitimidad de vuestra violencia hacia todos nosotros, ejercida mediante la contaminación de nuestros productos básicos, nuestros alimentos y medicinas. Nos estáis envenenando y solo en beneficio de vuestros asquerosos bolsillos llenos de oro impuro.
Impurezas en el ambiente, en el agua, en nuestras almas impías como resultado de años de humillación, torturas y violaciones en masa.
Violaciones… acontecidas desde los albores de la humanidad y legitimizadas por los hombres, cobardes, sin escrúpulos, desechos de la Tierra, autodenominados como el sexo fuerte.
Sexo fuerte, siempre volvemos al sexo… ¿Por qué será? Sexo fuerte o simplemente sexo, sexo en todas sus vertientes pero siempre BUENO, antagonista de todos los males que nos hacen ser una sociedad putrefacta. Sexo mmmm y orgasmos, Orgasmos quiero hasta el día de mi amargo final.
El final llegará, no sabemos cómo, ni el cuándo, pero sí el por qué, el final será inevitable. Nuestros cuerpos nacieron para posteriormente pudrirse, miles de gusanos nos ayudaran a formar un rico abono con el que nutrir a la Tierra y otorgar la vida a miles de otras especies animales y vegetales, lo que hará que nuestro final sea más dulce de lo esperado.
Para leer más:
Reflexiones desgarradoras I.
Reflexiones desgarradoras II.
Reflexiones desgarradoras III.