Otro capítulo de la novela "Conspiración Ragnarok", originalmente escrita por mí, traducida al español por Gabriel González, ilustrada por @marylucy con la portada de Keith Draws.

Al igual que el original, este libro se publica STEEM-primero. Nuestro objetivo es completar la serie STEEM y publicar el libro electrónico antes del Black-Friday (29 de noviembre).

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Part III

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23

Confrontación

Conurbación Paris, 6 de Septiembre del 2047

Su padre había estado en lo cierto, ¡Su abuelo estaba vivo!

El padre de Gwen había pasado mucho tiempo tratando de convencer a Marte Uno sobre la importancia táctica que tenía su abuelo. Y si los datos eran ciertos, entonces se encontraba en una posición ventajosa.

Esta frágil y delicada excusa de hombre que había encontrado viviendo en un campamento ilegal en Bois du Boulogne era de hecho su abuelo. Y si la información era correcta, la misteriosa desaparición de su abuelo y el subsecuente incendio en su laboratorio estaban ligados a la tecnología de Empalme Cuántico.

Su padre tenía siete años a penas cuando Wietse desapareció. Su padre siempre se había rehusado a creer que había muerto, al contrario, se había rehusado también a creer en los rumores de su padre sobre que había sido uno de los fundadores de lo que terminó convirtiéndose en los Quants. Los Quants y su tecnología de Empalme Cuántico habían sido la razón por la que ellos terminaron viviendo en ese horrible planeta, sin ellos, aún habría orden en el mundo. Gwen había estado trabajando como un operativo de Marte Uno en la tierra por un tiempo, instalando una infraestructura modesta y consiguiendo aliados que apoyen su causa y la del gobierno de Marte Uno. Un trabajo importante, sí, pero la familia era más importante aún. Apenas podía creer que le había encontrado.
Su padre, al igual que su abuelo antes de él, era un científico brillante. Duncan Ypke Willem Dijkstra había sido acreditado por tecnología que los medios en Marte Uno se referían como “La Inyección de la Verdad”: la tecnología que podría ser pieza fundamental para hacer que el mundo vuelva del caos. La idea era bastante simple, viviendo en la primitiva y sobrepoblada colonia de marte, La Aristocracia no estaba en condición de ganar ninguna guerra de publicidad en la Tierra, y entonces, aún si lo quisieran, usar publicidad en una población con la idea equivocada tomaría años sino décadas y aun así probablemente daría resultados insatisfactorios. Inyectándoles la verdad en sus mentes a las personas con una combinación de químicos y nanotecnología como lo planeaba su padre era mucho más rápido y más confiable.

La verdad, aunque era la misma inyección, era un poco más compleja que eso. Como un operativo de la verdad, Gwen había usado la tecnología más de una vez usando información que no era exactamente la verdad, pero que ayudó a que personas clave ayudaran a cumplir sus objetivos. Bien, mientras sirviese al bien mayor de restaurar el orden en la Tierra, todo estaba bien para Gwen y su sentido de la ética. Pero esto era diferente, había encontrado a su abuelo perdido por más de medio siglo. ¡Era su familia! ¿Podía ella seguir órdenes y usarla en alguien tan frágil y dañado para interrogarlo? Alguien que había sido quien debió haber llenado el espació de figura paternal en la vida de su padre.

"Aún no" —pensó Gwen—. "Observaré un poco más, no hará daño."

Mientras Gwen observaba las primeras luces del día cayeron sobre la harapienta tienda de camuflaje de su abuelo; apagó la visión nocturna de su implante ocular. Sabía, por sus observaciones, que el abuelo Wietse no salía durante el día, hora de relajarse.

"¡No! ¿Qué?" —gritó.

Gwen entró a su tienda rápida y disimuladamente al ver a un gigantesco hombre caminar en dirección a la tienda de su padre. Hizo un diagnóstico con su implante sólo para asegurarse, el tipo era descomunal y el andar casi felino le hacía más amenazante aún, no era normal para alguien de sus dimensiones. Había logrado engañar su entrenamiento.

"¡Nueva Zion! No, no, no ¡Por favor, no ahora!" —pensó mientras casi entraba en pánico.

Entonces Gwen divisó a un segundo hombre mucho más pequeño y delgado caminando de una manera mucho más felina caminar unos metros detrás del gigante.

"Mierda, ¡Deben ir tras el abuelo!"

Gwen conocía las normas para enfrentarse a Nueva Zion: “No hacerlo”. Pero no podía simplemente dejar que capturaran a su abuelo, debía hacer algo. Tal vez se las podría arreglar para inyectar al más pequeño, pero no serviría de nada para enfrentarse al gigantón debido a la inmensa diferencia de tamaños. No, inyectar al gigantón era la única salida para salvar a su abuelo ¿Pero cómo? El tipo era inmenso, casi inhumano.

"¡Mis drones mosquito extractores de ADN!"

Gwen tuvo que usar sus drones para extraer el ADN de todos los viejos harapientos en el campamento. Sin ninguna imagen y la prevalencia de muchísimo vello facial entre los ancianos, Gwen tuvo que confiar en sus drones para probar la increíble cantidad de ancianos que vivían en la “ciudad” del bosque. Pero era hora de reprogramar los drones para que inyectaran. Mientras Gwen comenzó a programar frenéticamente para que el suero fuese de utilidad y los drones hicieran su trabajo, los dos operativos de Nueva Zion seguían avanzando, sus pisadas parecían el tic-tac de un reloj para Gwen.

"¡Debo terminar a tiempo! ¡Debo hacerlo!"

Entonces, una cálida e inexplicable sensación de confort invadió a Gwen. « ¡No! ¡Imposible! ¿Inyecciones de la Verdad? ¡Nueva Zion ha robado la inyección! ¡Debo enfocarme! El abuelo, Nueva Zion, ¡Protege al abuelo! » Pensaba. Gwen comenzaba a perder la consciencia y pudo ver el desconcierto en la cara del más pequeño. Un último pensamiento antes de desmayarse: « ¿Quién? ».

…

"¿Dónde estoy?" —Gwen despertó soñolienta y mareada.

Una luz brillante, extrañas caras como de aliens. El sueño comenzaba a desvanecerse y pudo reconocer dos extrañas figuras grises claro, delgadas y con el torso desnudo. Sus cabezas sin cabello eran grandes en comparación con sus cuerpos, sus ojos eran grandes y completamente negros. « ¡No puede ser! No existe tal cosa como las abducciones alien, esto debe ser obra del suero». Entonces una reconfortante y amigable voz le habló:

"Creo que mis amigos Hylobo se extralimitaron un poco esta vez. Se suponía que esto sería una extracción precisa de la que ustedes dos no formarían parte. No te preocupes, nada te pasará a ti ni a tu compañero, nos aseguraremos de que no recuerden nada mañana."

Gwen volvía a caer inconsciente, su mirada se cruzó con el Agente en la otra mesa, atado, su mirada era una combinación de odio y confusión.

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