Y la flor blanca quedó, ¿cómo así que blanca quedó?

Así es, el abrazo de la sombra durante 8 segundos ocasionó la transferencia total del pigmento rosa, dejando sin color la flor. Esta al sentirse desteñida, no se colocó melancólica, por el contrario, se entusiasmó por darle una oportunidad a aquella sombra inconforme con su fachada.

Empezó a recorrer bosques, pastizales, lagunas y mares, robando el color a lo que se le atravesara en su danzar, porque algo no se puede negar, no caminaba, bailaba como hechizada. Por fortuna no encontró a Waldo, no lo imagino paticortico y blanco.

Algunos chismosos del lugar, afirman que vieron a la ladronzuela en la cocina abrazando una galleta saltina.

Los mismos murmuradores aseguran que después de esto se transformó en boronas. Pero yo opino, que lo que pasó, es que tenía hambre y por eso se comió el paquete de galletas, dejando sin desayuno a la familia Palomino.

Que sombra tan mal educada, come como loca pero no barre las migajas, las deja tiradas para que otros ordenen la casa.

Lo maravilloso del cuento, es que la sombra realizó su sueño, de multicolores se llenó, y desde un avión gris metal, este retrato lograron sacar. Podrá ser comelona, pero es una sombra hermosa.

Las personas somos como la sombra, vamos por el mundo abrazando amistades, experiencias, malestares; depende de cada uno absorber lo que necesitemos, para complementar nuestra vida, y de este modo llenarla de buenas energías.

Es el momento ideal, para salir y abrazar colores, muchos colores.

Fin

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