La tragedia

Salieron del lugar impresionados, con las manos tapando sus bocas. Sus ojos se abrieron hasta el límite, y sus mentes se contrajeron, no podían creer lo que estaba pasando. Los niños señalaban el suceso aún más altivos e impactados, sus madres intentaron apartar sus rostros y llevarlos lejos del lugar.

La gente se acumulaba en medio de la calle, llegaban de todos lados; de los parques, de las tiendas, de las bodegas, de los edificios públicos y hoteles. Los murmullos y aullidos atiborraban el ambiente, mientras que las sirenas de policías y bomberos disipaban los alaridos de las personas, y las apartaban de aquel trágico sitio.

Los ancianos mantuvieron su distancia, detrás de las rejas de los parques, manteniéndose detrás del límite de las aceras. Los perros ladraban a causa de los ruidos taladrantes de las bocinas de los funcionarios de seguridad, quienes se aseguraban de mantener un límite entre la multitud y el incidente.

El accidente letal dejó marcas irreparables en sus cuatro víctimas, quienes de los cuales, solo uno de ellos pereció al instante. El otro perdió su brazo durante el impacto, puesto que lo tenía apoyado en la puerta en una posición peligrosa. La otra había sido desgarrada por los vidrios, ya que su cabeza golpeó con fuerza la ventana del copiloto, haciendo los cristales lo suyo sobre su belleza.

El último fue el peor de todos, puesto que lo que ha perdido fue lo más trágico que haya podido ocurrirle. El pobre hombre había perdido a su hermano; así es, fue una de las cuatro víctimas que murió en el accidente.

En su memoria quedó plasmada por siempre como se le ha arrebatado la vida, mientras que él expedía violentamente gritos de agonía escandalosos cuando lo veía morir. El hermano, aparte de eso, no volvió otra vez a caminar, hundiéndose en la depresión más oscura, para siempre…

Ilustración

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