Buscando el Olimpo y lo tenía a simple vista

A veces uno busca lejos un lugar idílico porque cree que más allá de lo que tiene a su alcance está la perfección, me pasaba en mi treintena cuando buscaba las vacaciones perfectas cogiendo dos aviones para buscar la maravillosa playa desierta allá por el Caribe, singular cuando vivo en la Costa del Sol rodeado de playas y atardeceres increíbles pero año tras año ahorraba con una sola idea, volver a ese Caribe, y fui varias veces al de la República Dominicana, varias veces al de la Riviera Maya de México y una vez al de Cuba, volvía relajado de la estancia pero tenso de tantas horas de avión y varios cambios de hora en apenas 10 a 12 días pero el recuerdo era agradable y mi pensamiento era el de volver.

Madurar o envejecer según se mire creo que me hace ser más práctico y salvo esos maravillosos lugares a los que deseo viajar por todo lo que tienen que ofrecer lo que tengo al alcance de la mano ya lo valoro como un tesoro, creo que en estos meses que llevo compartiendo posts lo he demostrado, amo mi lugar de origen, mi ciudad, mi pueblo, mis playas, mi monte, los amaneceres y los atardeceres de Málaga y Benalmádena, la luna de aquí y el clima que me hace ser como soy, pero sobre todo he sabido aprovechar un día de sol, una tarde de frío o un fin de semana de lluvia, vivo en ese Olimpo que tantos años busqué lejos cuando todos esos Dioses parecían reunirse frente al balcón de casa a vista de mortal.

He estado buscando mi bella naturaleza local desde casa estos días a ver si la famosa Gota Fría me lo permitía y nuevamente un atardecer desde casa me enseñó que la tenía frente a mi, yo veo algodones de azúcar y luces de color pastel reflejadas en un mar en calma y si no lo comparto reviento, hacía tiempo que buscaba estas instantáneas y mi tierra me las vuelve a dar.