Esta es mi primera participación en el Concurso Fotocuento, organizado por @rahesi. Otra excelente iniciativa para llenar la plataforma de buen contenido y a la que le deseo el mayor de los éxitos. Sin más, les dejo mi pequeño aporte.

Duelo

Fotografía tomada por Raquel Herrera - @rahesi

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Esta es la última foto. Borradas todas para olvidarla, miles de fotos en el parque, fotos en la casa, fotos de nuestros infinitos viajes, fotos íntimas que nunca mostramos a nadie, fotos abrazados, fotos en grupo con amigos, fotos, fotos y más fotos.

Amaba las fotos. A mí me daban igual, pero no me costaba nada poner una sonrisa y posar con ella. O pasar horas siguiendo sus instrucciones, ven, ponte ahí, tómame una foto con el museo de fondo. La amaba, la complacía, pero ahora, tengo que olvidar.

Esta la tomé aquel verano lejano en la cabaña de las montañas. El tercero desde que nos conocimos, entre olores a pino y bosque. Subí unos pasos resbalando sobre las agujas de pino junto al sendero, como me pidió, enfocando encandilado por el sol mientras ella miraba el lago a media mañana.

Viéndola, recuerdo cuando me propuso el viaje. No sabía que esperar, pero no me pareció mala idea pasar una semana a solas con ella, jóvenes apasionados perdidos entre montañas nevadas en aquel valle de los Alpes.

Cuando llegamos, se rió de mi expresión cuando vio mi asombro ante el paisaje, pero, ¿cómo no ponerla? Nunca antes vi montañas tan altas ni soledad tan grande, en cierta forma, me intimidó lo que mis ojos veían, tan acostumbrados a los edificios que tapan el horizonte y las masas de gente que hormiguean por las calles.

Recuerdo que mis pulmones dolían al respirar aquel frío aire, el silencio solo interrumpido por algunos pájaros me aturdía y el lago más abajo asustaba ante su silenciosa invitación de nadar en sus profundas aguas.

Esa semana, ella salió a caminar por las montañas, me invitaba a acompañarla, pero luego de un par de paseos notó mi incomodidad ante el paisaje y no insistió en mi compañía.

Mientras estaba fuera, yo rara vez salía. Me instalaba en el gran sillón de la sala junto a la chimenea de espaldas a la ventana, leía libro tras libro para matar el tedio hasta que por fin volvía y me contaba sus paseos, a donde iba y de dónde venía, mientras jugueteábamos y terminábamos enredados entre mantas aprovechando la soledad.

Ahora ya está. No quedan fotos. Entenderán mi dolor y sabrán que las borré para olvidar. No recordarán entre tantas las que tomé diez años atrás con el lago de fondo, ese mismo donde ayer pescaron su cuerpo flotando.

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^{P.D: Sé que la primera etiqueta debería ser #Fotocuento pero al publicar desde mi blog usando steempress se asignó por defecto la etiqueta #steempress en primer lugar. Espero no haya problema pues noté el error una vez publicado el cuento y por desgracia no pude editar la etiqueta.}