Reto12Votos Semana 36 - Mi Infancia
Esta semana las amigas del #Reto12Votos nos invitan a hablar de la infancia. Otro gran tema para explorar en nuestro interior.
Sobre la primera parte de mi infancia no guardo muchos recuerdos, pienso que fue muy aburrida porque mi madre era muy protectora y no nos dejaba salir de la casa para compartir con los otros niños.
La monotonía se rompía solo en los días navideños, sobre todo en las celebraciones principales del 24 y 31. Eran fechas de reunión familiar, de compartir con otras primas de nuestra edad; en ocasiones hasta nos dejaban salir al frente de la casa para jugar un rato con los niños extraños.
Cuando tenía unos once años tuve que irme a vivir a la Guaira. Por aquel entonces sufría fuertes ataques de asma. El médico le recomendó a mi madre que me cambiara de clima, vivíamos por los lados del Junquito, al Oeste de la Capital, en una zona bastante húmeda. Mi madre siguió la recomendación y me mandó a vivir a la Guaira, donde mi abuela paterna, también vivía allí una tía hermana menor de papá.
Siendo sincero, no recuerdo haber sentido en la Guaira mucha nostalgia por mi madre, les comento.
Llegar a la Guaira significó para mí una liberación total. Mi tía, a diferencia de mi madre, poco se ocupaba de mí. No me levantaba para irme al liceo, no me sabaneaba para comer, me dejaba completamente de mi cuenta, no por ello yo dejaba de cumplir con mis obligaciones, creo que en ese tiempo se fortaleció más mi concepto de la responsabilidad.
Por la libertad que me daba mi tía me atreví a cometer ciertas travesuras. Una de ellas, mí preferida, era quedarme, luego del término de las clases, jugando pelota en un estadio que quedaba en Macuto, la zona donde estaba el liceo.
Como nunca había jugado y no sabía atajar con el guante, me colocaban en el center field, allí los batazos casi nunca llegaban, los muchachos no tenían suficiente fuerza para impulsar la pelota hacia esa zona. Lo que si pasaba con frecuencia era que cualquier batazo al cuadro siguiera de largo. Se suponía que yo debía atraparlo, pero por mi falta de destrezas la pelota continuaba su camino inexorable hasta caer en el mar.
La regla era muy clara, el que dejaba caer la pelota al mar tenía que sacarla. Armándome de valor procedía a quedarme en interiores y salir al rescate de la pelota. Por fortuna el mar siempre estaba de mi parte y alguna ola generosa llevaba de nuevo la pelota a mis manos. Nunca pasé un susto, ni estuve a punto de ahogarme, gracias a Dios.
De tanto sacar pelotas un buen día me vi nadando con soltura. Quizás lo tenía como una condición natural, porque lo cierto fue que nadie me enseñó, ni me dio instrucción alguna. Solo, por mi cuenta, dominé el arte de flotar en el agua y avanzar coordinando brazos y pies.
Luego de hombre si fui a piscinas donde me quitaran los vicios del nado tarzaneado, esto es nadar con la cabeza afuera sacudiendo el cuello, y aprendí el nado que se necesitaba para las competencias.
En los años que viví en la Guaira más nunca me volvió a atacar el asma.
Como mi madre consideró que ya estaba curado decidió regresarme a Caracas. Ella y yo comprendimos que muchas cosas habían cambiado. El niño que se había ido no era el mismo muchacho que había regresado. Ella entendió que ya yo había comenzado a echar alas y necesitaba volar.
Gracias por su tiempo.
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Amigos, gracias por su apoyo.
Me da mucha ternura ver esas fotografías jajajaja de verdad, son hermosos esos recuerdos de nuestra infancia. Un post cargado de grandes emociones que ni el tiempo logra borrar, mucho menos si está lleno de amor. Éxitos!
Viste que aprendí a nadar detrás del estadio del Pavero, en Macuto. Tengo tanto tiempo que no voy por ahí que no sé si existe el estadio. Me da un gran placer verte por aquí, significa mucho para mí. Muchas gracias por la visita y el comentario. Abrazos grandes.
Linda, personal e íntima tu publicación.
Te felicito.
Me alegra mucho que haya sido de tu agrado. Muchas gracias por la visita y tu lindo comentario. Abrazos grandes.
Qué relato tan interesante sobre tu infancia, la historia de cada uno es única y posee rasgos que nos identifican como individuos, esos cambios que relatas se nota que te fortalecieron y sentaron las bases de lo que serías en la edad adulta, las fotos también están increíbles, saludos.
Me alegra que te haya gustado. Eso que señalas de que nuestras historias son únicas es lo que les da un gran valor. En cada una de nuestras vidas encontramos la condición humana de cada quien. En el encuentro de todas nos reconocemos como personas. Muchas gracias por la lectura y por tu generoso comentario. Abrazos.
Que hermosas fotografías que nos has compartido, con esa mata de cabello, fue todo un aprendizaje vivir fuera de las alas de tú mamá, las cosas cambian nunca permanecen igual. Me gusto mucho tu relato y lo bueno aprendiste a jugar por fin @irvinc
Así es querida amiga, desde pequeño aprendí que las cosas cambian y tenemos que seguir adelante tomando lo bueno que nos da la vida. He creido mucho en eso de que no hay mal que por bien no venga. Encantado de verte por aquí. Gracias por la visita y por el comentario. Abrazos grandes.
Que lindas fotos amigo. Muy hermosa tu historia, en el pasado un niño con asma era complicado. Gracias a el asma lograste salir, encontrarte y decidir. No hay mal que por bien no venga como decimos los venezolanos.
Muy complicado @mafalda2018, sobre todo si uno vivía lejos de los centros de salud, como era mi caso. Así es querida amiga, no hay mal que por bien no venga. Muchas gracias por la visita y el comentario. Abrazos grandes.
Una historia hermosa, llena de crecimiento, madurez y muchos valores interiores. Como siempre, lenguaje y presentación impecable, eres un gran maestro y por ello te admiro, querido amigo @irvinc. Me encantaron las fotografías, la misma mirada y ese brillo en los ojos desde niño, gracias por compartir esta parte de tu vida, te abrazo con cariño!...
Mi querida Maribel, es un placer verte por aquí. Me alegra que te haya gustado la publicación. Muchas gracias por la visita y por tu generoso comentario. Abrazos grandes.
Muy buena manera de enseñar a nadar, jejej, en forma progresiva. Sin darte cuenta hiciste dos cosas a la vez, jugar y perderle el miedo al mar, que lo que impide a muchos nadar.
Buen post, @irvinc
Amigo mío a veces la vida te pone una buenas oportunidades, esa fue una. No creas que al principio no me daba miedo, claro que me daba, pero había que recuperar la pelota, jaja. Muchas gracias por pasar y comentar. Abrazos.
Una buena anécdota y un buen compartir, @irvinc