Crónicas del Blackout #1
El jueves 7 de Marzo de 2019 quedará grabado en la memoria de millones de venezolanos. Ese día comenzó un apagón que afectó la totalidad del país. En algunos estados la interrupción del servicio eléctrico se extendió por días.
Todos los servicios de la vida moderna fueron afectados. Se interrumpieron las comunicaciones, el suministro de agua potable y el conjunto de actividades donde interviniera la electricidad.
En estas pequeñas crónicas se recogen las vivencias de algunas de las personas afectadas por ese evento.
María
María vive en un conjunto de viviendas de interés social a pocos kilómetros de la estación del tren de Charallave. Todas las mañanas María cumple con una rutina bastante rígida. Se levanta a las 4 a. m., prepara el desayuno y el almuerzo para sus tres hijos, de 10, 7 y 8 años. Levanta a su hija mayor a las 5 y 40 para darle las instrucciones respectivas y, a las 5,50, sale a la estación rumbo a Caracas, donde pasa el día trabajando y regresa a eso de las 4 p. m.
Nakary, la hija mayor de María, se encarga de vestir a sus dos hermanos, darles el desayuno y salir con ellos a esperar el transporte que los llevará, a los tres, hasta la escuela donde estudian. Ese mismo transporte los traerá de vuelta a la 1 p. m. Luego Nakary calentará el almuerzo de sus hermanos, se los servirá y se pondrán a ver TV hasta la hora del regreso de su madre.
Ese Jueves María les ha dejado dicho a los niños que llegará un poco más tarde, luego del trabajo saldrá a buscar algunos alimentos en un operativo cercano a su centro de trabajo.
A las 4, 45 Nakary siente que se apagó el televisor. ¡Se fue la luz! Gritan los tres niños al unísono. Nada nuevo para ellos, están acostumbrados a los frecuentes cortes de luz. Los tres se van a la mesa del comedor y proceden a hacer las tareas escolares.
Nakary comienza a preocuparse a medida que la oscuridad va cercando todos los ambientes del apartamento. María en previsión de cualquier travesura nunca deja al alcance de los niños las velas con las que pudieran alumbrarse. Los niños empiezan a impacientarse y Nakary busca en la nevera algo con lo que se puedan entretener comiendo.
Entre tanto María sigue en la estación. Nadie da información de nada. Todos murmuran que se trata de un apagón, probablemente uno más de los que ya conocen. No queda sino esperar que se restablezca el servicio, generalmente ocurre en corto tiempo.
Al paso de las horas la oscuridad en el apartamento es un monstruo de mil cabezas. Nakary mira, una y otra vez, la pantalla del pequeño celular que su mamá le deja para casos de emergencia. No se explica porque no salen las llamadas que le envía a su madre, tampoco entiende por qué ella no los ha llamado. No sabe qué hacer. El pequeño Roger, el menor, a veces estalla en llanto.
Nakary se ha acostado con los dos niños a esperar que aparezca María.
La estación del tren es un completo caos. No hay luces de emergencia, nadie sabe nada. María comienza a llorar, piensa en sus hijos que están solos y que no hay forma en que se pueda comunicar con ellos.
Como medida de autoprotección se comienzan a formar grupos en la estación. Hay varias personas que se conocen por compartir la rutina de viajes. Los pequeños grupos se distribuyen a lo largo del andén. No tienen la menor idea de que tendrán que pasar una larga noche, tratando de no ceder a los fantasmas que produce una imaginación desbocada.
Los tres niños han sido vencidos por el sueño. Abrazados en una sola cama han logrado calmar sus angustias entrando a la pequeña muerte que es dormir.
A las 9 a. m aparecen en la estación unos autobuses del ejército. María lleva más de 24 horas fuera de su casa, completamente insomne, sin saber absolutamente nada de sus hijos.
Los soldados comienzan a montar a las personas para llevarlas de vuelta a Charallave. María anda con el cuerpo adolorido, los ojos hinchados de tanto llorar en la larga noche; toma su puesto en el autobús. En su cabeza no cabe un pensamiento más, está totalmente agotada.
A las 10, 30 a. m. Nakary siente que suena la reja del apartamento. Abraza a sus hermanos y espera con ansiedad. Al terminarse de abrir la puerta susurra entre sollozos: ¡mami, llegaste!
Todo fue bien ese día para María y sus hijos, otros no tuvieron tanta suerte.
Gracias por su tiempo.
Fuente de las imágenes. I
Otros temas para seguir leyendo
Incompatible. Un cuento de ciencia ficción
Aprender a pensar lo diferente
Inspírate con los steemians (Filosofía del lenguaje)
Ocaso de la Universidad venezolana
Un mes limpiando la casa mental
Entender la educación como un misíl inteligente
Ideas para crear un flujo de trabajo efectivo en Steemit
Concurso Maracay / Mi lugar favorito - El Campo de Golf
Este post ha sido votado por el proyecto @templo en colaboración con @steempress-io.
Amigos, muchas gracias por el apoyo.
¡Qué pesadilla! Viví la historia de María como si yo me llamara María y tuviera una hija que se llama Nakary. Imposible no impactarse, lo vivido no se olvidará fácilmente, y sí, María tuvo suerte, otros no tanto. Saludos.
Si, fue una situación muy difícil que nos afectó a todos. Gracias por la visita y el comentario.
Te quiero amigo @irvinc esto es parte de la tristeza que les quedo a muchos, luego de esto. Que suerte tuvieron ellos. Muchos se quedaron en el camino y muchos sufriendo de la secuelas de esta...
Gracias, muchas gracias, nos limpiamos las rodillas quizás la cara, nos levantamos y seguimos, que valientes somos.
Me parecio importante rescatar estos testimonios. Aquí quedaran guardados para la historia. Gracias por la visita y el comentario. Abrazos grandes.
Dios mio, lo viví como si lo estuviera viendo, Dios tiene que ayudar más a Venezuela.
Querida amiga, fueron experiencias muy duras. En verdad que necesitamos una ayudadita divina.Muchas gracias por la visita y el comentario. Abrazos grandes.
Dios, esta es una de las realidades más duras que nos toca vivir a diario. Cuántas Marías padecieron la misma tragedia. Cuántos niños convertidos en en adultos deben sufrir esta cruda verdad. Se me hizo un nudo en la garganta. No hay palabras.
Muy duro, querida Belkis. A esos chamos les ha tocado crecer antes de tiempo. Necesitamos salir de esta situación infame. Muchas gracias por la visita y el comentario. Abrazos grandes.
Una historia de horas de angustia que vivimos muchos en ese tiempo de oscuridad. La historia de María cala en el alma porque uno fué presa de esa angustia a medida que pasaron las horas y nada de la luz. Gracias por tus maravillosos escritos, mi querido amigo @irvinc. Te saludo y te abrazo de vuelta...
Querida Maribel, fueron unos días terribles. Los amigos me han ido contando todo tipo de cosas, hasta de muertes de familiares y conocidos porque no se pudieron trasladar a un centro de atención. Fue algo muy grave lo que pasó en esos días. Muchas gracias por la visita y el comentario. Abrazos grandes.