Al decir el país del sagrado corazón de Jesus, el colombiano ya sabe de que país estoy hablando y eso es lo que mas me gusta de Colombia, ese ímpetu a lo imposible; creo que el nativo cuando le estaban enseñando la religión cristiana y aprendió esa frase que debe repetir después que el padre dice:

Yo creo que esa ultima frase se quedó en nuestra conciencia colectiva colombiana, esa fe que hay en confiarle todo al Sagrado Corazón nos hace ser quienes somos así no seamos religiosos. Hay algo imposible para el colombiano? hay algún límite para pararse y decir ya no más? no lo se, lo que he visto es esas facetas y colores por doquier, donde sientes el calor de la gente, esas ganas de atenderte, de conocerte, de ofrecerte una parte de su corazón, esa religiosidad y a la vez no, las sonrisas por doquier así estén en una situación precaria.

He visto el sagrado corazón, en la emoción que siento cuando escucho a mi hermana cantar, sus letras, su emoción, la simpatía que irradia en la gente cuando canta, la interioridad de su ser expuesta cuando toca la guitarra, sus amigos, sus logros, el folclor colombiano cuando interpreta un currulao...

He visto el sagrado corazón, en mi madre, nunca la he visto triste, siempre hay una sonrisa de oreja a oreja inyectándome esa esperanza, así esté en las malas, esa sonrisa es lo único que me aferra a no perder ese hecho que todo siempre puede mejorar...

He visto el sagrado corazón, en la música, en los colores de lo que veo en mi día a día, en los olores de todos los lugares que he visitado, en los atardeceres que he visto de esta tierra, en su gastronomía, como estimulan mi paladar, esa mezcla de condimentos y ramas, de texturas, de amor en las manos que lo hacen posible, su gente, lo he visto en mis amigos, que hacen entrañable su existencia, que te hace feliz esa cualidad de poder compartir, de que sabes que también estas en sus pensamientos...

Por ultimo, he visto al sagrado corazón en el amor, ese toque picaresco de la mujer colombiana, su forma de ser, de bailar, se nota ese pasar del tiempo en la historia mientras mueve sus caderas, luego se convierte en ese dar sin pedir a otra persona, ese mágico enlace con otra persona extraña a tu familia, a tu ser, ese segregar de feromonas, ese elixir de dopamina en un abrazo, en un beso, en perderse en las cobijas mientras se huye del frío de la sabana bogotana, en la felicidad que saca todo aquello, en el deseo que nunca acabe, en la pasión y brusquedad al estar dentro de ella, en la transacción de fluidos y de tu alma mientras lo haces.

No soy religioso, pero entiendo el mágico proceder de la psique colombiana por el sagrado corazón, para mi, es lo que me hace Colombiano...