Carpe diem/I Concurso de cuentos de hadas

in #steemingcurators4 years ago (edited)

Dejo para la consideración de ustedes, mi recreación del cuento de Cenicienta. Espero que la disfruten.

CARPE DIEM

El mar de la vida nos va empujando según sus caprichos, algo insignificante, un pequeño detalle puede cambiarlo todo. así está en este momento Isabel, varada en el mar de edificios, vehículos y gente extraña para la cual no existe.

Llegó de su pueblo llena de grandes expectativas, pero en este momento, sin dinero, sin ningún sitio donde quedarse, se encuentra perdida.

Pero, allí, en ese preciso momento del remolino, entra en juego un enano del universo.

Una hoja de un periódico se enredó en sus pies y por poco la hace caer, lo tomó con desdén, se sentó en un banco de madera, y comenzó a leerlo.

"Se solicita muchacha de servicio".

Sus ojos fueron directo al aviso de prensa, como si un imán los hubiese agarrado con su fuerte brazo y los obligará a ponerle atención.



Fuente

Esa misma tarde los Martínez la recibieron.

Los Martínez eran una pareja de profesores universitarios que vivían con sus cuatro hijas; su holgada posición económica les permitía darles todos sus gustos, ropas de marca, vehículo, joyas, viajes, diversiones.....

Pero ser venezolana, y fea, es una gran desventaja para conseguir novio, sobre todo el novio que sus padres querían para ellas; muy cerca vivían los Pérez, los Gutiérrez, los Rigual, muchachos de buena posición que les garantizarían un futuro a sus hijas. Pero el caso es que, además de feas, sus coeficientes intelectuales dejaban mucho que desear, y, como colofón, amaban comer dulces y dormir, cultivando así, un insignificante trasero, piernas flaquísimas y abdomen voluminoso.

Los Martínez se portaron muy respetuosos con ella y además fueron muy amables.

Cuando pasó del recibo a la casa entendió por qué el sueldo que le ofrecieron era tan elevado; el recibo estaba impecable, pero el resto de la inmensa casa parecía haber sido arrasado por un vendaval.

Priscila, Primitiva, Pantaleona, y Prisca eran los nombres de las Martínez.

Era una tradición de la familia del padre que todas las mujeres tuvieran nombres con P; aunque trató de educarlas como unas jóvenes ilustradas y cordiales, las Martínez fueron desarrollando poco a poco una gran crueldad y envidia contra todas sus compañeras, las veían como sus enemigas, ya que la competencia para conseguir el anhelado tesoro: un buen esposo, se hacía más distante con el pasar del tiempo.

Aunque la madre presentó a la joven recién llegada como la doméstica, ellas, inmediatamente, la bautizaron: “La cachifa”.

Ellas, cortas de mente, pero ágiles con la mirada, percibieron rápidamente la belleza de la cachifa, y la obligaron a usar una bata ancha y negra, y un sombrero que le hacía parecer que estaba en una fiesta de Halloween.

De esta manera esperaban que pasara desapercibida ante la visita de alguna “presa”. Lavaba toda la ropa a mano, hacía las tres comidas y luego tenía que lavar toda la vajilla; escondieron la pulidora para que tuviera que limpiar los pisos con un trapo.

Las Martínez se hubiesen conformado con cualquiera de los muchachos de la cuadra, pero la joya de la corona, el varón deseado, era José, el mayor de los Rigual.

José, no solamente era un muchacho alto, rubio, de ojos azules, sino que además, era muy inteligente; recién había concluido sus estudios de filosofía, y era amante de la poesía.
Su madre, Graciela, quien era la más preocupada por la soltería de las muchachas, organizó una fiesta de disfraces.

-¿Quién quita que bajo los efectos de alguna bebida espirituosa y con la magia de los disfraces, alguno caiga?, decía, mientras se frotaba las manos, saboreando por adelantado el éxito de su plan.

El padre, Ramón, parecía vivir en las nebulosas, él era un psicoanalista, y se había dedicado a dar clases desde hacía mucho tiempo, parecía ser de esos hombres que no le gustaba, fijarse ni preocuparse por nada.

Las Martínez decidieron disfrazar a la sirvienta de don Quijote de la Mancha, pensando que de esa manera, con armadura, bigote y barba, fuera imposible que llamara la atención.

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Fuente

Venía caminando la cachifa con una bandeja de 12 copas de guarapita, cuando José le pareció adivinar que detrás de aquella armadura había un hermoso cuerpo de mujer.

-Qué disfraz tan lindo y original- le dijo.

Pantaleona, la mayor de las Martínez, no lo pensó dos veces, le metió el pie disimuladamente, y la cachifa cayó de bruces en la mitad de la sala, a los pies de José Rigual.

Cuando despertó, José le ponía hielo en la frente y la miraba con súbita ternura.

José, un romántico incorregible, sintió que estaba delante del amor de su vida.

Las Martínez saltaron como leonas enfurecidas, la tomaron por los brazos y las piernas y la llevaron a la cocina.

Ella no entendía nada de lo que estaba pasando, pero mientras iba balanceándose de lado a lado, arrastrada por la furia de las Martínez, su corazón palpitaba, y solo podía ver en lo más profundo de su alma, los ojos azules de José Rigual.

-De aquí no te mueves -le dijeron en coro -o sabrás quiénes somos las Martínez.

Pero José Rigual había visto desde lejos cuando la encerraron en la cocina, y sin que se dieran cuenta, saltó por la ventana y entró a la cocina en su rescate.

En la cocina, entre abrazos y besos, le dieron rienda suelta a su amor de primera vista.

Ella le contó su situación y le dijo que estaba a punto de dejar sus estudios de lenguas romances en la Universidad por su mala situación económica, que por eso estaba trabajando en esa casa.

-No te preocupes -le dijo José Rigual -hoy cambiará tu vida para siempre.

Entonces regresó a la sala. Las Martínez estaban impacientes por tener rato sin verlo; sorpresivamente José Rigual mandó a detener la música, se paró sobre una silla y dijo:

-Muchachas, he decidido que voy a casarme con una de las presentes, pero la que quiera ser mi mujer por el resto de la vida debe contestar una pregunta que tengo dentro de este sobre.

Las que estén interesadas den un paso al frente.

Las Martínez fueron las primeras en anotarse.

Priscila, la menor de las Martínez, tomó el sobre y leyó la pregunta, atónita, sorprendida, y a punto de desmayarse.

-Léela, léela -gritaron todas las chicas.

Primitiva, la hermana del medio, le arrebató el sobre a Priscila y leyó en voz alta la pregunta:

-¿Qué significa carpe diem?

Pantaleona, que hasta ahora se había quedado un poco rezagada, se lanzó al ruedo y dijo desesperada:

-El día de la carpa

José Rigual movió la cabeza en forma negativa.

Luego de un rato dijo José: “Pero falta la Don Quijote, ¿dónde está la Don Quijote?

Pero ahora, de nuevo el remolino del universo, otro enano del destino intervino.

El padre de las Martínez, quien no era distraído como parecía, y que desaprobaba todo lo que ellas hacían, se apareció en la sala, con la cachifa vestida de princesa, y dijo:

-Ella también participará.

Le dijeron las reglas del juego, le leyeron la pregunta, y contestó sonriente:

-“Vive el día”.

Correcto, dijo José Rigual, ella será mi esposa.

Las Martínez cayeron desmayadas como jarrones repletos de agua.

La cachifa y José Rigual salieron de la fiesta tomados de la mano, y fueron felices para siempre.



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Y colorín, colorado, este cuento ha terminado. Si deseas participar, aún estás a tiempo [aquí](https://steemit.com/hive-139293/@nancybriti/i-concurso-de-cuentos-de-hadas-i-fairytale-competition) la información.
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Jajajaja. Me encantó que hubieses cambiado el calzado por una pregunta! A veces la inteligencia puede ser más importante que el número de una zapatilla. Gracias por participar y mucha suerte, @solperez.

Gracias por tu lectura, cariño, lo escribí rapidito, porque siempre llego tarde a los concursos. Hay muy buenos trabajos. La decisión no será fácil.

En la descripción de Las Martínez me reí a carcajada limpia, @solperez. La historia está muy fluida. En ocasiones, por la mezcla de estratos sociales me parecía ver una novela de Delia Fiallo (Plassss se me cayó la cédula).

Otro detalle que me gustó fueron los nombres. Pensé que podía aparecer una tía Petra, una prima Piera, una abuela Petronila), jajajaja

En fin, me ha encantado leerte. Deberías estar entre los premiados. Saludos bella!

Jajaja, me gustó lo de Delia Fiallo. El cuento se debió llamar: Mundo de fieras, jajaja. Ya voy a leer tu versión. Un abrazo

Eso fue la cenicienta version criolla el hilo narrativo atrapa hasta el final tienes madera parala narrativa.

Muchas gracias por la lectura y el comentario. Saludos.

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