Cada vez que pienso en ti me pregunto seriamente si todo lo que estoy haciendo ahora es lo correcto. Si debería hacer más, si debería cambiar todo lo que hago, si vale la pena o estoy perdiendo el tiempo. Y creo que nada de eso lo voy a saber con exactitud hasta que llegue el punto en el que mi yo del pasado sea justo quien está escribiendo esto.
Tengo muchas expectativas. Sé lo que quiero desde hace muchísimo tiempo, y aún si tú no eres nada de eso, quiero que sepas y entiendas que lo que espero de ti es lo siguiente:

Que nunca olvides lo que es realmente importante. Que no dejes de lado a tu familia, ni amigos, ni ninguna persona que haya sido y sea lo suficientemente importante como para que te preocupes por ella. Que reconozcas cuando estés mal, que te des el tiempo que necesites siempre, que te hagas feliz sola, y que aprendas a hacer feliz a más de una persona. Que confíes. Que aprendas, que enseñes, que experimentes, recorras. Espero que te sientas lo suficientemente libre como para ser completamente tú en todos los aspectos de tu vida. Espero que cumplas sueños. Los tuyos y los de cualquier persona que puedas. Espero que te levantes todas las mañanas y tengas verdaderos deseos de pararte de la cama y hacer lo que te guste hacer, porque puede que lo que hagas tú yo ni siquiera lo tenga en mente, y probablemente esté bien.

Espero que no te atormenten muchos demonios. Y si lo hacen, espero que sepas ganarles. Espero que nunca te dejes vencer. Espero que tengas un perrito, porque si no lo tienes eso sí no te lo perdono. Espero que te encargues de hacer feliz a quien sea que te espere en casa. Y que tengas casa, obvio. Espero que no dejes de cantar y contar las victorias diarias, que te llenes de momentos, que tengas mil historias. Espero que crees, que crees de todas las maneras que sepas y que si destruyes algo, sepas cuándo construirlo de nuevo. Y también cuándo sólo debes dejarlo así.

Y sobretodo, espero que te guste ser tú.

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