El lugar presentaba distintos niveles ya que se ingresaba por la parte superior. Irremediablemente el ingreso era tras un descenso un poco agresivo. Intentó ingresar con el menor de los daños y lo logró. Parecía tarea fácil porque tan solo obtuvo unos rasguños en esa primera situación. Por extraño que parezca, allí abajo se apreciaba una sala con buena iluminación y objetos que parecían tener gran valor.

Algo que le llamó la atención fue una fuente con agua de la cuál tomó algunos tragos. Fuera de la cúspide el calor era insoportable, incluso podría producir una deshidratación importante que le podría ocasionar la muerte a cualquier persona. Su decisión fue sabia, hidratarse. Las fuerzas estaban aseguradas para continuar la travesía. Por cálculos supuso que se contaba con cuatro niveles y en el último esté el artefacto mágico. Y fue tras él.

Fue logrando pasar por diferentes trampas pero no era como lo esperaba. Cada una le fue generando daños de inmenso dolor y no tener nada para curarse era todo un tormento. Ardor, dolor, desesperación, horror era una combinación de sentimientos que lo atormentaban. Había pasado por distintas situaciones como por ejemplo esquivar flechas que abrían heridas en su torso, pasar por pasillos en total oscuridad guiándose por un pequeño rastro de luz de la entrada a la siguiente sala, descender abruptamente a subniveles mediante trampas en el suelo. Tras todo eso, en ese estado total de desesperación se aparecen unos perros guardianes con intención de saciar las ganas de asesinar al próximo intruso. Sí, ya habían cuerpos o más bien esqueletos alrededor. Parecía el fin.

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Lo habían emboscado y dado mordidas de cierta severidad, sin embargo su destreza y valentía hasta en las peores situaciones parecía surtir efecto y pudo dominar a los canes dejándolos atrás espantándolos con una de las antorchas de las paredes. Por fin había llegado al sitio donde habría un antes y un después. Estaba casi en sus manos el artefacto imbuido en poder mágico que posiblemente le signifique la vida eterna.

Al poner sus manos en él algo aconteció. Sintió un ardor inmenso en su cuerpo, pero no cualquier ardor sino el sentir una quemadura fría y en eso observó que se salía de sí mismo. Se trataba de su alma saliendo de su cuerpo. Ese era el significado de inmortalidad, ser un espectro en las inmediaciones de Etheoran.

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Ahora su cuerpo era un desecho y él un espectro que había conseguido la inmortalidad a partir de la muerte. Estaría atrapado por la eternidad quizás protegiendo al artefacto al que tanto costó llegar o tal vez suplicando que le devuelvan la vida que no respetó en su momento.






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