El Misterio de la Tumba de Dafne (Segunda Parte)

Es de menester para el lector si es de su interés mi historia leer la primera parte para tener un completo entendimiento, la cual puede encontrar aquí:

El Misterio de la Tumba de Dafne (Primera Parte)

Una vez leída prosiga con esta parte sin interrupción. Sin más dilación espero que mi historia cause tal impacto empático sobre lo que he vivido.

Reinaldo.

¿Habrá sido un producto de mi imaginación incluyendo las voces? No estaba ni seguro, y no me quedé a averiguarlo, revise el mausoleo por si había algo inusual pero no pude ver nada raro, así que después de echar un vistazo alrededor del lugar por última vez, me regresé a la casa y guardé la escopeta cargada de nuevo en mi armario, me quedé pensando por un momento y ese pensamiento se extendió toda la noche y no pude dormir muy bien.

A la mañana siguiente antes de que saliera el sol, me levanté de la cama y me dirigí rápidamente a la tumba de Dafne. Quería echar un ojo una vez más, la verdad es que quería volverme un vigilante por si alguno de aquellos desconocidos individuos volvía aparecer. De repente, sentí una brisa fría detrás de mí, me pareció inusual ya que desde aquella colina no sopla viento desde esa dirección tan temprano en la mañana. Lo sabía muy bien porque he permanecido ahí más tiempo que cualquiera.

Cuando volteo para recibir el viento con mi rostro, la vi… una figura pálida, nebulosa y transparente me observaba con ojos vacíos y desesperanzados, la divisé a la perfección ¡Era Dafne frente a mí! La impresión al verla hizo que diera un salto hacia atrás y después caí al suelo torpemente. La figura fantasmal de mi amada me observaba fríamente posada junto al mausoleo; yo no emití ninguna palabra durante los primeros segundos hasta que pronuncié su nombre con impresión, y también con una chispa de miedo.

Al hacerlo, Dafne o la figura espectral de ella comenzó a dar pasos inciertos dirigiéndose hacia detrás del mausoleo. Yo me levanté e igualmente me dirigí hacia allí gritando su nombre varias veces como un frenético loco; pero al llegar detrás del mausoleo esperando encontrarme con su imagen ya no estaba.

Desapareció por completo, no había nada excepto una tablilla de piedra con varios símbolos tallados que me causaron perturbación. Me quedé por un momento analizando la extraña tablilla pero era demasiado insignificante para mí.

Salí del lugar corriendo con la cabeza llena de confusiones y necesitaba respuestas para lo que estaba pasando. Así que fui al único lugar donde sabía que encontraría respuestas sobre el misterioso y desconocido más allá. Fui al a la iglesia del pueblo, había pasado mucho tiempo. Extrañaba el acogedor y tranquilo ambiente de aquél santuario sagrado.

Mientras estaba sentado en una banca rezando algunas oraciones, pidiéndole a Dios que me ayudara a resolver mis temores de todo lo que me había pasado y del porqué el fantasma de mi difunta esposa se manifestó de inesperada manera y afligida, escuché una voz que me estaba llamando detrás de donde me encontraba:

-¡Reinaldo! ¡Hijo! ¡Qué bueno verte! ¡Ha pasado mucho tiempo!

La voz que me llamaba era la del padre Armando, el párroco de la iglesia y excelente amigo desde que mi relación con Dafne se hizo oficial en todo el pueblo.

-Buenos días padre, si tiene razón ha pasado mucho tiempo, disculpe mi ausencia. –El padre Armando se acercó y me estrujo la mano con tanta fuerza y entusiasmo que sentí una fuerte energía de bienvenida.
-Entiendo Reinaldo, no te preocupes, sé por qué no has venido pero me alegra verte por aquí por fin, espero que eso sea una buena señal. También extraño mucho a Dafne, era una gran mujer, sé que se encuentra con Dios regocijándose en su gracia.
-De hecho, por eso he venido padre, quiero hablar con usted seriamente ¿Podríamos hablar en un lugar más tranquilo?
-Desde luego Reinaldo, acompáñame al despacho de la iglesia.

Mientras nos dirigíamos al despacho, el padre notó mi mirada baja y dudosa como avergonzado, frunció el ceño extrañado y un poco preocupado por lo que tenía que decirle, estaba cargado de tanta duda pero sabía que él era la única persona que podía ayudarme y confiaba completamente en él. Al llegar al despacho me ofreció sentarme y cerró la puerta tranquilamente para luego acomodarse en su silla.

-Haber hijo, cuéntame que es eso que te aflige y porque tiene que ver con tu difunta esposa ¿Ha pasado algo malo?

Mientras pensaba en las palabras adecuadas para explicar tal situación, miré mis manos sobre mis piernas y las apreté con tanta fuerza hasta suprimir todo sentimiento de miedo de que el padre me fuera a tildar de loco o que me dijera que son solo cosas mías y que debería enfocarme en otras cosas para no tener esa clase de episodios. Sin más preámbulos solté lo que iba a decir, arriesgando a generar ideas equivocadas de mí.

-De hecho Padre, tengo que confesarlo, que tengo mucho miedo por Dafne, hace un tiempo para acá he tenido sueños con ella en los que al final, ella termina por pedirme ayuda o se aleja seriamente sin decir palabra alguna. Anoche ocurrió algo muy extraño que no sé si fue producto de mi imaginación. Nueve figuras encapuchadas y cubiertas por un enorme manto color vinotinto se dirigieron al mausoleo de Dafne y comenzaron a realizar una danza corta pero extraña alrededor de su tumba.

-¿Qué dices? ¿Vestían color vinotinto? ¿estás seguro? –El Padre se incorporó firmemente sorprendido sobre su escritorio y comenzó a observarme poniéndome más atención.
-Sí padre, portaban unas especies de lámparas antiguas o candelabros, no pude ver bien lo que eran pero sé que tenían un aspecto extraño. La claridad de la noche me ayudó mucho a divisar todos esos detalles.

El padre Armando estaba anonadado por todo lo que le contaba y su mirada denotaba que me ponía cada vez más aguda atención.

-Esta mañana por ejemplo, fui a investigar de nuevo, a echar un vistazo al mausoleo y para mi sorpresa vi como el alma de Dafne se posó junto al mausoleo, luego caminó hacia detrás de el, y cuando fui a ver ya no estaba, pero en el suelo encontré esto.

Saqué la extraña y pequeña tablilla de mi chaqueta y la puse sobre el escritorio. El padre no podía creerlo. Sintió mucha duda si tomar la tablilla o no, sus dedos se agitaban suavemente sobre el escritorio uno tras otro con tal ansiedad, hasta que al final decidió tomarla y la revisó dándole un breve pero cuidadoso análisis.

-¡Oh Dios mío Reinaldo! ¿Tienes aunque sea una mínima idea de lo que es esto?
-Para nada padre, es por eso que se la traje a usted, alguien tan estudioso de lo esotérico debe saber algo sobre ese objeto profano.
-No quiero asustarte Reinaldo, pero esto va más allá de un simple objeto profano, es un conjuro vinculador.
-¿Cómo dice? –Al escuchar al padre me entraron más miedos que dudas esta vez, y más aún cuando se trataba de la tumba de mi esposa.
-Como lo oyes, este objeto y lo que tiene grabado se utiliza para vincular un recinto de descanso sagrado, como una tumba, con el alma o presencia de algún ente sobrenatural superior. Este grupo de individuos que viste anoche están realizando una brujería muy poderosa para llamar a ese ser y traerlo a este mundo.

No podía creer lo que escuchaba y más aún, que el padre creyera todo lo que había dicho, me retorcía de pánico pero no del todo, estaba demasiado perturbado, que alguien osara profanar la tumba de Dafne para realizar rituales paganos era algo que me llenaba de ira, estaba dispuesto hacer cualquier cosa con tal y de que el alma de mi amada pudiera descansar en paz.

-¿Qué podemos hacer padre? ¡Debemos detenerlos!
-Pero por supuesto que lo haremos, no podemos permitirlo. Espérame aquí un momento.

El padre Armando se levantó de su silla y cerró la puerta de su despacho con llave para que nadie pudiera interrumpir.

-Reinaldo hay algo que debo confesarte y nadie de este pueblo lo sabe, ni debe saberlo, pero debido a las circunstancias actuales debo revelarte mi segundo oficio; pertenezco a una orden antigua y secreta que se encarga de lidiar y combatir con las fuerzas malignas del mundo oculto, somos una cofradía que prometió limpiar este mundo de la influencia de los dioses de la destrucción, esos individuos que visitaron la tumba de Dafne anoche, pertenecen a una secta que mi orden ha estado persiguiendo por siglos, y sé que son ellos por las descripciones y pruebas que me has traído.

Escuchaba con sorpresa pero a la vez con detenimiento lo que el padre Armando me contaba, era increíble, alguien que podía ayudarme en algo en lo que yo no terminaba de comprender.

-Dafne ha manifestado su descontento a través de ti Reinaldo, al ser su tumba profanada por maléficos hechizos su alma no puede descansar en paz, y al manifestarse en tus sueños pidiendo ayuda significa que ha encontrado la manera de vincular su alma con tu ser astral, cada vez que sueñas ella se aparece contigo.

En ese momento lo entendí todo, Dafne no solamente buscaba la manera de comunicarse conmigo sino que pedía a gritos auxilio por lo que le estaban haciendo, no podíamos perder más tiempo, debíamos actuar inmediatamente.

-¿Qué es lo que tenemos que hacer padre? Estoy dispuesto hacer cualquier cosa con tal de que ella consiga su merecido descanso eterno.
-Primero, voy enviar varias fotografías de esta tablilla y los símbolos que tiene grabados a algunos colegas miembros de mi orden, estoy seguro que al verlas vendrán inmediatamente a ayudarnos, necesitamos todas las fuerzas posibles en esto Reinaldo, lo que vamos a enfrentar no será nada fácil y necesito de toda tu disposición y compromiso.

Estaba dispuesto por completo, mi mirada de firmeza hacia el padre Armando denotaba todo mi compromiso, no sabía lo que iba a enfrentar o como lo iba a enfrentar, pero soy capaz de confrontar hasta el mismo diablo con tal de salvar a Dafne de las garras de dichas fuerzas del mal. Sabía que no iba a ser nada simple y mis ojos y mi cuerpo estarían preparados, para lo que mi mente no estaba dispuesta del todo a asumir.

CONTINUARÁ…